
La discusión sobre cómo acompañar emocionalmente a los estudiantes neuquinos volvió al centro de la escena legislativa. Cuatro proyectos buscan incorporar la educación emocional en las escuelas de la provincia, con el objetivo de enseñar a los chicos a identificar y regular sus emociones. Sin embargo, desde ATEN expresaron un rechazo firme: consideran que estas iniciativas repiten contenidos ya contemplados en la Educación Sexual Integral (ESI) y en la Ley de Prevención del Suicidio, y que lo que falta no son más leyes, sino recursos para aplicarlas.
Los dirigentes del gremio fueron convocados a la comisión de Educación de la Legislatura, donde plantearon que el enfoque propuesto “prioriza las herramientas individuales por encima del contexto social”, y que corre el riesgo de responsabilizar al estudiante por su malestar sin considerar las causas estructurales que lo generan.
“El problema no es que los chicos aprendan a respirar o regular sus emociones; el problema es que se los deja solos frente a conflictos que son sociales, económicos y familiares”, explicó la secretaria general adjunta de ATEN, Cintia Galetto.
“No queremos la autorregulación de sentimientos”
Galetto señaló que las propuestas en debate “desconocen los procesos participativos” que dieron origen a los actuales diseños curriculares y que invisibilizan a los estudiantes al no tener en cuenta los marcos legales ya vigentes. “En lugar de fortalecer la ESI, que ya brinda herramientas para el reconocimiento de las emociones, se pretende incorporar algo nuevo sin presupuesto ni evaluación pedagógica”, sostuvo.
La dirigente fue más allá: “No queremos la autorregulación de sentimientos, queremos que los estudiantes puedan seguir expresando a través de la ESI aquello que reconocen como derechos. Es tarea del Estado garantizar los fondos para que esas leyes se cumplan plenamente”, remarcó.
ATEN también cuestionó la participación de fundaciones y ONG en la elaboración de los proyectos. Según el gremio, muchas de esas entidades carecen de conocimiento sobre la realidad educativa local. “Nos pareció irresponsable el abordaje. Las fuentes no se encuentran y se cita a interlocutores que nada tienen que ver con el sistema educativo”, afirmó Galetto.
Educación emocional: entre la teoría y la práctica
Los proyectos de ley definen la educación emocional como un proceso educativo “continuo y permanente” que busca desarrollar habilidades para reconocer y gestionar emociones propias y ajenas. Incluso mencionan como ejemplo la experiencia de Finlandia, país que destina una inversión educativa mucho mayor que la argentina.
Para ATEN, sin embargo, esa comparación es engañosa. “No podemos copiar un modelo de un país con otro nivel de financiamiento. Acá necesitamos fortalecer lo que ya tenemos”, subrayó Galetto.
El gremio recordó que la Ciudad de Buenos Aires ya intentó incorporar un programa similar con resultados dispares, y advirtió que los cambios estructurales en la currícula deben discutirse “puertas adentro del sistema educativo provincial” y no imponerse por ley.
“Ya existen normas que abordan las problemáticas sociales que atraviesan las adolescencias de manera integral. Lo que falta es presupuesto y equipos de apoyo que trabajen en las escuelas”, concluyó la dirigente, abriendo la puerta a seguir debatiendo, pero con una condición clara: que la discusión parta del reconocimiento de lo que ya existe y no desde cero.




















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