El conflicto por la Resolución 180/2025 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que propone eliminar la histórica barrera sanitaria al sur del río Colorado, sumará un nuevo capítulo este jueves 15 de mayo. El Gobierno nacional convocó a las provincias patagónicas a una segunda reunión con entidades rurales, en un intento de mantener el diálogo abierto mientras insiste en que la decisión de levantar la barrera “ya está tomada”.
Pese al rechazo de las provincias afectadas y al pedido de mayor discusión técnica, la medida —que permitiría el ingreso de carne con hueso plano desde zonas con vacunación contra la fiebre aftosa— sigue en pie, solo suspendida temporalmente hasta el 18 de junio. El plazo se agota, y las tensiones no ceden.
Un debate a puertas entreabiertas
La nueva reunión, que sigue a la realizada en abril, vuelve a dejar afuera a La Pampa, una decisión que genera ruido en el escenario político y territorial. La provincia ha sido históricamente parte interesada en el tema sanitario ganadero, pero nuevamente no fue convocada a la mesa de discusión, lo que refuerza la percepción de un manejo centralizado y poco federal por parte del Ejecutivo nacional.
Durante el primer encuentro, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) había hablado de la posibilidad de consensuar medidas, aunque la postura del Gobierno se mantiene firme: la eliminación de la barrera es una decisión “irreversible”.
Desde Senasa aseguran que los controles sanitarios realizados en la última década no han detectado circulación viral de fiebre aftosa, y que el riesgo de contagio es “insignificante”. Sin embargo, Neuquén y Río Negro sostienen que el cambio pondría en riesgo el estatus sanitario de la región, que ha sido clave para acceder a mercados internacionales con mayores exigencias.
Propuestas alternativas y un reloj en cuenta regresiva
Como salida intermedia, los gobiernos de Neuquén y Río Negro propusieron desplazar la barrera sanitaria hacia el norte, incluyendo a La Pampa y Buenos Aires. De ese modo, buscan mantener una zona libre de fiebre aftosa sin vacunación, pero con una delimitación más amplia y coordinada. También plantearon la necesidad de unificar criterios sanitarios a nivel nacional para evitar decisiones unilaterales que afecten producciones regionales.
A menos de cinco semanas del vencimiento de la suspensión, el futuro de la barrera sanitaria sigue siendo incierto. La falta de definiciones concretas alimenta el malestar de los productores del sur, que advierten sobre posibles pérdidas económicas y retrocesos en materia de sanidad animal.
El conflicto evidencia la dificultad del Gobierno para compatibilizar su agenda de desregulación con las demandas de las provincias que dependen fuertemente de su estatus sanitario. Mientras tanto, el tiempo corre y el riesgo de una ruptura institucional entre Nación y las regiones patagónicas crece.
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