Desde el martes 15 de julio, integrantes de cuatro comunidades mapuche se instalaron frente a la Casa de Gobierno de Neuquén, en la esquina céntrica de Roca y Rioja. Cansados de esperar respuestas a un reclamo que consideran histórico, decidieron encadenarse a las rejas del edificio gubernamental. La protesta, que comenzó como un reclamo pacífico, sumó un elemento inesperado en las últimas horas: llevaron caballos hasta la explanada de la sede gubernamental, como una forma simbólica de profundizar su reclamo.
Se trata de miembros de las comunidades Lof Newen Kura (Rincón de los Sauces), Lof Fvta Xayen (Tratayén, Añelo), Lof Kelv Kura (Portezuelo) y Lof Ragilew Cárdenas (Picún Leufú). Todas ellas reclaman el reconocimiento legal del Estado neuquino, a través de la entrega formal de personerías jurídicas. Denuncian que la falta de este documento las deja fuera de relevamientos territoriales y les impide ejercer derechos básicos, como la consulta previa en proyectos que afectan sus tierras.
“Venimos desde hace casi una década exigiendo ser registrados. Ahora llevamos 290 días esperando que cumplan un acta compromiso firmada el año pasado”, señalaron mediante un comunicado. Aseguran que el expediente está completo y que el retraso responde a una decisión política.
Las promesas incumplidas y el desgaste del diálogo
En septiembre del 2024, el ministro de Gobierno, Jorge Tobares, firmó un acta en los territorios de las comunidades. Según los referentes mapuches, allí se comprometió a avanzar en el reconocimiento. “Pasaron casi diez meses y nada cambió”, afirman.
El actual gobernador Rolando Figueroa heredó el conflicto de gestiones anteriores, pero los líderes mapuches consideran que el tiempo de espera agotó su paciencia. “Decidimos ocupar su oficina para entender la negación del gobierno. Ahora, con el frío y las cadenas, esperamos la respuesta que se nos niega”, expresaron.
En paralelo, el Ejecutivo provincial advirtió que la protesta debe mantenerse “dentro del marco constitucional y la normativa vigente” y aclaró que, si las medidas ponen en riesgo el orden social, se habilitará la intervención de la Justicia.
Una protesta visible, un reclamo invisible
La imagen de los caballos amarrados frente a Casa de Gobierno sorprendió a los transeúntes y acaparó la atención en el centro neuquino. Para las comunidades, es un acto simbólico: representa su arraigo a la tierra y su cultura, pero también la decisión de no retroceder.
“Queremos que Neuquén y el mundo sepan que acá no hay paz social, porque se violan nuestros derechos”, señaló la lonko de una de las comunidades durante una de las manifestaciones. En su visión, la seguridad jurídica que el gobierno ofrece a las empresas petroleras no se refleja en el trato hacia los pueblos originarios.
Mientras el conflicto permanece visible en las calles de Neuquén capital, las autoridades no confirmaron nuevos encuentros ni ofrecieron una fecha para resolver el reclamo. Los manifestantes, en cambio, aseguraron que continuarán en el lugar “hasta que se haga Justicia”.
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