La ciencia argentina salió a la calle y lo hizo disfrazada de El Eternauta. Este miércoles, investigadores, docentes, estudiantes y becarios de todo el país participaron de una jornada federal de protesta para denunciar el ajuste al sistema científico y tecnológico.
El reclamo tuvo su epicentro en el Polo Científico Tecnológico de Buenos Aires, pero también hubo acciones en Bariloche, Córdoba, Rosario, Tucumán, Comodoro Rivadavia, Santiago del Estero, General Roca y Ushuaia.
La consigna fue clara: “Una nieve tóxica está destruyendo la ciencia argentina”, en referencia al icónico personaje de Oesterheld como símbolo de resistencia frente a un modelo que —según denuncian— está desmantelando la investigación pública.
Un sistema al borde del colapso
En la explanada del edificio donde funciona el CONICET, se leyó un documento en el que se advirtió que el sistema “atraviesa una crisis sin precedentes desde el retorno de la democracia”. Transcurridos 17 meses de la gestión de Javier Milei, las designaciones en la Carrera del Investigador Científico siguen congeladas, y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación directamente dejó de existir.
“El deterioro salarial es brutal, y el éxodo de científicos no tiene antecedentes. Nunca vivimos algo así”, resumieron desde la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT), convocante de la jornada.
El rostro del desfinanciamiento
Las imágenes de la movilización fueron impactantes: decenas de manifestantes se vistieron como Eternautas, con trajes blancos, máscaras y carteles que aludían al “congelamiento” del sistema, la falta de becas, y la invisibilización del trabajo científico.
En muchas ciudades, la jornada también incluyó clases públicas, lectura de comunicados y abrazos simbólicos a edificios emblemáticos.
“Sin trabajadores, no hay ciencia”
La consigna resonó en cada rincón donde hubo protestas. En un país que durante años apostó a desarrollar soberanía científica, las políticas actuales parecen empujar al sector a una regresión sin retorno. “Estamos en un punto límite. Sin políticas de financiamiento, sin ingresos a carrera, sin salarios dignos, lo que viene es la desintegración del sistema”, advirtieron.
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