El futuro de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) volvió a despertar interés después de casi una década de inactividad. El Gobierno de Neuquén lanzó una convocatoria para identificar posibles compradores del insumo, y cinco empresas —en su mayoría internacionales— respondieron con cartas de intención, abriendo la puerta a una eventual reactivación del complejo ubicado en Arroyito.

Según confirmaron fuentes del Ministerio de Planificación, la convocatoria tuvo una respuesta “positiva y alentadora”. El llamado se realizó a través de ENSI (Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería), la firma estatal encargada del mantenimiento de la planta. El objetivo fue “generar vínculos comerciales a mediano y largo plazo” que le den sustento al futuro funcionamiento de la PIAP.

Desde la cartera que conduce Rubén Etcheverry informaron que las cartas de intención prevén acuerdos por plazos de hasta siete años y abarcan las dos líneas de producción que posee la planta. Si bien los convenios no implican contratos firmes de venta, constituyen un primer paso para medir el interés real del mercado y proyectar volúmenes de producción.

Por ahora, el Gobierno decidió no revelar los nombres de las empresas que respondieron a la convocatoria. Varios de los documentos se firmaron bajo cláusulas de confidencialidad, una práctica habitual en la industria por el carácter estratégico del insumo. No obstante, se supo que algunas de las compañías que habían sido previamente contactadas por la provincia son Isowater, Candu Energy, Wuhan Spectral Isotope Technology y Merk, todas con trayectoria en el campo de los reactores nucleares y la energía.

El proceso de recepción de cartas de intención se había fijado inicialmente con fecha límite para el 15 de septiembre, pero se extendió dos semanas más debido a inconvenientes logísticos y administrativos. Finalmente, el plazo cerró el 30 de septiembre, con cinco respuestas concretas que superaron las expectativas iniciales.

Desde el Gobierno provincial reconocen que el interés de estas empresas representa una señal positiva en medio de la tensión con Nación por el futuro de la planta. En los últimos años, la PIAP —que fue un emblema de la industria nacional— permaneció sin producción activa, y su reactivación requiere inversiones multimillonarias estimadas para un período de al menos dos años.

El Ejecutivo neuquino confía en que este acercamiento con el sector privado ayude a atraer capitales o financiamiento externo para encender nuevamente las líneas de producción. “Es un paso importante para mantener vigente el proyecto y mostrar que hay demanda real de agua pesada en el mercado internacional”, señalaron desde Planificación.

La Planta Industrial de Agua Pesada, ubicada en Arroyito, fue en su momento la más grande del mundo en su tipo y clave para el desarrollo del plan nuclear argentino. Su paralización dejó a cientos de técnicos y trabajadores sin actividad plena, aunque el predio se mantuvo operativo en tareas de mantenimiento y conservación.

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