
La Municipalidad de Cipolletti ejecutó este martes la demolición de un aguantadero ubicado en Manuel Estrada al 1400, en el barrio Don Bosco, luego de varias clausuras violadas y denuncias por hechos de inseguridad. La intervención, realizada junto a la Policía de Río Negro, implicó derribar las estructuras internas del inmueble, donde se encontraban restos vinculados al consumo y venta de estupefacientes.
El operativo se enmarca en la estrategia municipal de eliminación de aguantaderos, que ya acumula 26 espacios intervenidos en distintos barrios de la ciudad. Según las autoridades, el lugar funcionaba como un punto crítico de conflictividad y había sido señalado por los vecinos como una amenaza permanente para la seguridad de la cuadra.
De acuerdo con el intendente Rodrigo Buteler, la propiedad —ocupada de manera irregular en su sector delantero— había sido clausurada al menos tres veces. Sin embargo, las fajas de cierre se violaban de forma reiterada y el lugar continuaba funcionando como punto de reunión, consumo y presunta comercialización de drogas.
Buteler definió este caso como “uno de los aguantaderos más complicados de la ciudad”, tanto por su ubicación como por el nivel de inseguridad que generaba para las personas que viven en el entorno. En la parte trasera reside una familia que, según relató el propio intendente, convivía con la violencia cotidiana derivada de la actividad en la vivienda usurpada.
Al momento de la inspección previa a la demolición, la Policía constató la presencia de objetos robados, elementos utilizados para el consumo de estupefacientes y un deterioro estructural tan avanzado que resultaba riesgoso ingresar sin asistencia técnica. Con ese informe, se decidió conservar solo la fachada y derribar el resto de las construcciones internas.
La intervención fue ejecutada en conjunto entre la Secretaría de Obras Públicas, la fuerza policial y distintas áreas municipales. Desde hace meses, los vecinos venían impulsando reclamos y denuncias por los hechos que ocurrían allí, sobre todo durante la noche. Según relató Buteler, “después de las once, la gente directamente no salía de su casa por el nivel de inseguridad que se generaba”.
Durante el operativo, varios vecinos se acercaron al lugar para observar la demolición, en un clima de alivio por el cierre de un conflicto que llevaba tiempo sin resolverse. El intendente destacó ese acompañamiento y sostuvo que las denuncias vecinales anónimas fueron determinantes para avanzar.
El municipio recordó que estas situaciones pueden reportarse a través de los números 109 y 147, o de forma directa al 0800-333-4124 cuando se trata de venta de estupefacientes.
La demolición en Don Bosco se suma a otra realizada recientemente en el barrio Brentana, donde también se avanzó sobre un inmueble utilizado como aguantadero tras múltiples denuncias y una investigación policial. Para el municipio, los derribos no buscan afectar a familias que residen en situación vulnerable, sino intervenir en construcciones abandonadas, usurpadas o en estado de riesgo que terminan convertidas en focos de delitos.
Según la planificación oficial, una próxima ordenanza —que será votada en los próximos días— permitirá reforzar el marco legal para este tipo de intervenciones, especialmente en sectores donde se registran consumos problemáticos y movimientos asociados al narcomenudeo.






















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