Los controles nocturnos llegaron para quedarse en Cipolletti. En respuesta al aumento de quejas por ruidos molestos y vehículos que circulaban con escapes libres o maniobras temerarias, el municipio puso en marcha un nuevo operativo que, en su primera noche, ya dejó motos y autos secuestrados. La intervención se desplegó de manera sorpresiva en zonas donde los vecinos venían pidiendo presencia estatal: plazas, sectores residenciales y corredores donde se habían detectado grupos de motociclistas circulando sin cumplir normas básicas.

La medida marca un cambio evidente en la estrategia de fiscalización. Esta vez, la ciudad no solo incrementó el número de inspectores, sino que activó un tercer turno específico para la noche, algo que no se implementaba desde hace años. Con ese refuerzo, y con acompañamiento de la brigada motorizada policial, la intención es sostener una vigilancia continua durante la madrugada, un horario históricamente más complejo para el control vehicular.

Durante el estreno del operativo, fueron secuestradas dos motos y dos autos por escapes no reglamentarios y niveles de ruido muy por encima de lo permitido. En todos los casos, los inspectores labraron infracciones y trasladaron los vehículos al depósito municipal, donde deberán quedar hasta que los propietarios regularicen la situación. La retención no es menor: implica multas que pueden variar entre 30 y 1.200 SAM, además de los costos de acarreo y estadía.

Según explicaron desde la Secretaría de Fiscalización, la mayoría de las denuncias que motivaron el despliegue surgieron a través del sistema 109, con llamados que se repetían noche tras noche. Ruidos de motos acelerando, parlantes a volumen extremo en autos estacionados, picadas improvisadas o circulación en grupos sin uso de casco fueron algunos de los comportamientos identificados.

El municipio aseguró que este nuevo esquema apunta a frenar esas prácticas antes de que se extiendan aún más con el inicio de la temporada de verano, cuando la actividad nocturna suele intensificarse en toda la región.

Los inspectores definieron varios puntos considerados “calientes” por el nivel de conflictividad. Entre ellos figuran la Plaza San Martín, la Plaza del Arroba, sectores del norte de la ciudad y avenidas donde se registraban encuentros espontáneos de motociclistas. Allí se reforzará la vigilancia con patrullajes constantes, detenciones preventivas y controles simultáneos de documentación, uso de casco y estado general del vehículo.

Además, se adelantó que los operativos no serán estáticos: se moverán por distintos barrios según los reportes vecinales y la información que aporte cada turno de inspección. La idea es evitar que los conductores eludan las zonas más controladas desplazándose a otras partes de la ciudad.

Con el calendario acercándose a las fiestas y al mayor movimiento nocturno del verano, el Ejecutivo local quiere establecer una presencia sostenida que permita reducir tanto los ruidos molestos como los episodios de conducción riesgosa. Fuentes oficiales indicaron que no se descarta sumar controles de alcoholemia coordinados ni ampliar la dotación nocturna.

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