La falta de nieve en la cordillera este invierno ya dejó de ser solo un dato climático para transformarse en un problema con consecuencias concretas. Los caudales de los ríos Limay y Neuquén registran una caída de hasta el 40 % respecto de sus valores históricos, según la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC). El organismo advirtió que esta situación podría traer complicaciones de cara al verano, cuando la demanda de agua aumenta tanto en las ciudades como en el campo.

El impacto no tarda en sentirse: el Gobierno neuquino declaró la emergencia ganadera en la precordillera y la estepa, y la Municipalidad de Neuquén anunció controles especiales en los balnearios del Limay, donde el bajo nivel del río podría modificar la fisonomía de las playas más concurridas de la capital.

La sequía y su efecto en los caudales

De acuerdo con los registros de la AIC, las estaciones hidrológicas ubicadas entre la cordillera y los valles muestran caudales muy por debajo de lo esperado. La explicación es directa: el invierno dejó menos nieve de lo habitual y tampoco hubo lluvias significativas. Esto reduce el aporte de agua a los embalses y, en consecuencia, a los ríos.

Horacio Collado, técnico del organismo, señaló que la situación es similar en el Limay y en el Neuquén, cuya confluencia da origen al río Negro. Si bien descartó por ahora problemas en el suministro de agua potable o para riego agrícola, recomendó un uso responsable, especialmente en los meses más secos que se avecinan.

Emergencia en el campo y críticas por el manejo de represas

La primera medida concreta vino desde el sector productivo: la Provincia declaró la emergencia para la ganadería de la precordillera y la estepa. El plan prevé una asistencia superior a los 4.000 millones de pesos en créditos, con condiciones diferenciadas según la cantidad de animales y la situación de cada establecimiento.

En paralelo, desde la capital provincial surgieron críticas hacia el manejo de los ríos. Francisco Baggio, secretario de Medio Ambiente de Neuquén, cuestionó lo que calificó como un uso “discrecional” de los caudales para responder a la demanda energética nacional. Como ejemplo, mencionó posibles cambios en el balneario municipal, donde el bajo nivel del río podría dejar sectores de arena al descubierto y afectar la experiencia de los vecinos.

La municipalidad confirmó que entre noviembre y marzo se realizarán monitoreos mensuales en los balnearios del Limay. El objetivo es garantizar condiciones de seguridad y calidad del agua, ajustando el uso recreativo a las variaciones que puedan darse en los caudales.

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