Estacionar en el centro de Neuquén ya no es solo una cuestión de suerte. Con un parque automotor que crece año a año y una infraestructura que no da abasto, la ciudad enfrenta un problema serio: la falta de espacios para dejar el auto. En este contexto, el Concejo Deliberante comenzó a revisar más de 350 lugares actualmente reservados para usos específicos como carga y descarga, reparticiones públicas, bancos, hoteles y personas con discapacidad.

La iniciativa, impulsada por la concejal del Movimiento Popular Neuquino (MPN) Victoria Fernández, busca ajustar la normativa vigente y liberar espacios para el uso general. “Queremos entender cuántas reservas hay, para qué fines se usan y si siguen teniendo sentido”, explicó la edil. El proyecto ya fue debatido en la comisión de Servicios Públicos y podría tratarse en el recinto durante agosto.

Las reservas a revisar están mayormente concentradas en el microcentro. Según Fernández, no todas están justificadas y algunas podrían redefinirse o eliminarse. “Esto no resuelve el problema de fondo, que es estructural, pero permite mejorar la eficiencia del espacio disponible”, señaló.

Uno de los ejes del debate son las zonas bancarias. En los últimos años, algunas reservas ya fueron eliminadas. El nuevo proyecto busca que solo se mantengan aquellas destinadas al traslado de caudales. Lo mismo ocurre con los espacios para carga y descarga: se evalúa limitarlos a uno por cuadra o restringir su uso a determinados horarios.

Otra arista clave es la de las reservas asignadas a funcionarios públicos. La propuesta plantea que solo se mantengan en dependencias que realmente lo requieran por la naturaleza del servicio que prestan, pero no de forma indiscriminada en todos los organismos.

Hoteles, gastronomía y turismo: otro tipo de tránsito

Las zonas hoteleras y gastronómicas también entraron en el radar. En paralelo al proyecto central, se presentó una iniciativa que busca armonizar la exigencia de estacionamiento para hoteles según su categoría. Fernández explicó que, en muchos casos, los turistas que llegan por reuniones o eventos corporativos no utilizan auto, lo que vuelve innecesaria la exigencia de playas privadas para los hoteles de menor categoría.

En cuanto a los locales gastronómicos, se decidió mantener las expansiones que comenzaron durante la pandemia. “Los dueños nos expresaron que son clave para su rentabilidad. Esa reserva de espacio, aunque no es para autos, tiene impacto en el uso de la vía pública”, señaló.

Accesibilidad y movilidad: el caso de las personas con discapacidad

El proyecto también contempla revisar el otorgamiento de reservas para personas con discapacidad, aunque con una mirada distinta. En estos casos, el foco está puesto en facilitar el trámite y garantizar que los espacios lleguen a quienes realmente los necesitan. “Queremos que el sistema sea más ágil, pero también más preciso. Las reservas deben estar destinadas a personas con movilidad reducida real”, explicó la concejal.

Desde el Deliberante aclararon que se apunta a mantener estos espacios, pero con criterios claros. No cualquier discapacidad genera una necesidad de estacionamiento inmediato, y en ese sentido la idea es definir con mayor precisión los requisitos.

Más allá de la normativa

Si bien la modificación de la ordenanza es un paso importante, Fernández insistió en que la solución de fondo pasa por otro lado. La licitación de un estacionamiento subterráneo en el acceso norte y la creación de playas en zonas como el Bajo podrían ofrecer una salida más estructural al problema.

Mientras tanto, revisar y reorganizar lo que ya está disponible parece ser la única forma de ganar algo de espacio en una ciudad que, cada día, se mueve más pero se detiene menos.

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