La noticia del fallecimiento del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y argentino, conmocionó al mundo entero y especialmente a su país natal. En Neuquén y localidades cercanas, referentes políticos de distintos sectores manifestaron su pesar y destacaron la trascendencia del legado de Jorge Mario Bergoglio.
El gobernador Rolando Figueroa fue uno de los primeros en expresarse, señalando que "es un día de profundo dolor para todo el pueblo cristiano y especialmente para los argentinos". Resaltó que su mensaje “trascendió las fronteras de la fe”, llegando a personas de todo el mundo.
En un tono similar, el intendente de Neuquén capital, Mariano Gaido, habló de la tristeza colectiva y definió al Papa como un “líder espiritual que dedicó su vida a la paz, la compasión y la unidad”. Para Gaido, su figura invita a “trabajar por un mundo más justo y solidario”, proyectando la enseñanza del Papa hacia el plano de la ciudadanía activa y comprometida.
Carlos Koopmann, jefe comunal de Zapala, calificó el día como “triste para el mundo y especialmente para los argentinos”. Hizo hincapié en el carácter histórico de su papado, destacando su mensaje de “paz, humildad y compromiso social”.
Desde Cipolletti, el intendente Rodrigo Buteler subrayó que Francisco “marcó un antes y un después en el Vaticano”, y enfatizó la “cercanía, sencillez y compromiso social” que caracterizaron su papado.
La intendenta de General Roca, María Emilia Soria, por su parte, eligió un enfoque más emocional al hablar de un “adiós que duele sin fronteras”. Puso en valor la defensa del medio ambiente y la justicia social que predicó el Papa, y deseó que su legado “nos siga guiando”.
Más allá del Vaticano: un legado con resonancia política y cultural
Más allá de las palabras de duelo, las reacciones de los dirigentes locales revelan cómo la figura del Papa Francisco impactó en el plano político y social. Su discurso, centrado en la equidad, el cuidado de los más vulnerables y la responsabilidad ambiental, se alineó en muchas ocasiones con demandas ciudadanas que desbordan los márgenes de la religión.
Francisco fue un actor global que, sin dejar de ser un referente espiritual, marcó agenda en temas sociales, ambientales y políticos. Su muerte no solo genera luto entre los fieles católicos, sino que abre un espacio de revisión sobre su influencia en líderes y ciudadanos, dentro y fuera de la Iglesia.
En un país atravesado por tensiones sociales, su figura representó, para muchos, una voz ética frente al poder, y su cercanía con los sectores más humildes le valió tanto admiración como críticas. En el sur argentino, donde las desigualdades conviven con los discursos de progreso, su mensaje parece haber calado hondo.
Con su partida, se cierra un capítulo significativo no solo para la Iglesia, sino también para la historia argentina contemporánea. Su legado, sin embargo, promete seguir influyendo en la conciencia colectiva, incluso más allá del credo.
Comentarios