El incendio que consume vastas áreas en el Valle Magdalena, dentro del Parque Nacional Lanín, continúa siendo un desafío para las autoridades encargadas de su control. A medida que el fuego avanza, ya ha arrasado con unas 22.131 hectáreas de terreno, una cifra que refleja la magnitud de la emergencia ambiental. La propagación de las llamas pone en grave riesgo una de las zonas más sensibles y protegidas de la región: una Reserva Natural Estricta, que alberga ecosistemas de alta fragilidad y especies en peligro de extinción.
La Reserva, que está bajo la más alta categoría de protección dentro del parque, es hogar de una biodiversidad única, incluidos ejemplares de especies como la araucaria milenaria, los ñires y las cañas colihues, que podrían sufrir daños irreparables debido al avance del incendio. La situación es aún más alarmante dado que, en este tipo de áreas, la intervención humana debe ser mínima para preservar su integridad natural. Sin embargo, la urgencia de la emergencia ha obligado a una intervención sin precedentes.
Despliegue de brigadistas y medios aéreos
Enfrentándose a condiciones difíciles, más de 260 brigadistas trabajan incansablemente para contener el avance de las llamas. Estos brigadistas pertenecen al Parque Nacional Lanín, al Sistema Provincial de Manejo del Fuego y al Sistema Nacional de Manejo del Fuego, junto con bomberos voluntarios provenientes de provincias como Córdoba y La Pampa. La tarea de estos equipos es ardua, ya que la topografía de la zona y las altas temperaturas dificultan la operación en el terreno.
Además de los esfuerzos terrestres, 13 aeronaves, entre helicópteros y aviones hidrantes, están realizando maniobras constantes desde las primeras horas del día para sofocar las llamas desde el aire. Estos medios aéreos han sido clave para frenar la propagación del incendio en áreas de difícil acceso, aunque aún no se puede dar por controlado el fuego.
Evaluación constante y planificación estratégica
El Comando Unificado, que reúne a los responsables de las fuerzas nacionales y provinciales, sigue monitoreando la situación de cerca, evaluando tanto el avance del incendio como la seguridad del personal desplegado. A pesar de la complejidad y gravedad de la situación, se sigue realizando un despliegue de recursos, con una planificación diaria que permite ajustar las estrategias según los cambios en las condiciones del terreno y el comportamiento del fuego.
A medida que pasan los días, la preocupación por la destrucción de un ecosistema tan vulnerable se intensifica. El Parque Nacional Lanín es uno de los pulmones verdes más importantes de la región, y este incendio pone en evidencia los riesgos crecientes que enfrentan las reservas naturales frente a las amenazas del cambio climático y la expansión de las actividades humanas.
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