El incendio forestal en el Valle de Magdalena, que durante días amenazó con avanzar sin control, ha mostrado una importante desaceleración en su ritmo de expansión. Mientras que entre el 3 y el 13 de febrero el fuego creció alarmantemente un 351%, con una pérdida diaria de más de 1.700 hectáreas, los últimos días del operativo de contención han logrado reducir esta tasa de expansión a 200 hectáreas por jornada, representando solo un 4,5% de crecimiento.

El combate a las llamas en la región se ha intensificado gracias a un despliegue masivo de recursos humanos y materiales. Más de 1.000 brigadistas, junto con 16 medios aéreos especializados, han trabajado sin descanso para frenar el avance del fuego, que afecta zonas cercanas a Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén. Esta reducción en el ritmo del incendio se considera una victoria parcial, pero las autoridades insisten en la necesidad de mantener los esfuerzos para evitar que la situación se descontrole nuevamente.

Una nueva herramienta para el combate

Uno de los recursos más destacados de los últimos días ha sido la incorporación de un Boeing 737 proveniente de Santiago del Estero, una aeronave especializada en la lucha contra incendios forestales que tiene la capacidad de descargar hasta 15.000 litros de agua. Este avión, que se une a la flota de helicópteros y aviones hidrantes, es esencial para llegar a áreas de difícil acceso y operar bajo condiciones climáticas adversas, lo cual mejora las perspectivas del operativo. Este tipo de aeronave, único en su tipo a nivel mundial, se sumará al trabajo de contención que ya venían llevando a cabo otros medios aéreos.

En las últimas horas, también se ha sumado el arribo de dos helicópteros adicionales, lo que eleva a 16 los medios aéreos en operación. Este es un número sin precedentes en la región, ya que nunca antes se había desplegado una cantidad tan alta de recursos aéreos en una situación de emergencia de este tipo. El ministro de Seguridad, Matías Nicolini, ha resaltado que este refuerzo permitirá intensificar las labores de extinción y contribuirá a combatir el fuego de forma más eficaz.

Un panorama complicado pero con esperanza

Aunque la desaceleración del avance del incendio ha generado un clima de esperanza, las autoridades advierten que aún falta mucho por hacer. La Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos de Neuquén ha indicado que, aunque no se anticipan lluvias en el corto plazo, los brigadistas siguen trabajando incansablemente para reducir el impacto ambiental y económico de este devastador incendio.

La secretaria Luciana Ortiz Luna destacó el trabajo de los brigadistas, afirmando que la estrategia aplicada hasta ahora ha sido efectiva para evitar que las llamas llegaran a las zonas urbanas. No obstante, reconoció que este sigue siendo el peor incendio de la historia de la provincia, con más de 90 días sin precipitaciones en la región. La situación sigue siendo delicada y el pronóstico climático no augura alivio hasta el final de febrero.

El despliegue de fuerzas nacionales, provinciales y municipales ha sido ejemplar, y las autoridades continúan monitoreando el avance del fuego. Los esfuerzos por contener los focos activos siguen siendo prioritarios, pero la comunidad sigue en alerta ante cualquier eventualidad.

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