La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito, paralizada desde 2017, volvió a quedar en el centro de la escena: el directorio de la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI) decidió extender hasta el 30 de septiembre la convocatoria internacional para recibir cartas de interés de potenciales compradores. El plazo original vencía el 15, pero se resolvió dar más tiempo a las compañías extranjeras que estudian su participación.
El movimiento es interpretado como una señal política y económica del gobierno neuquino, que busca reposicionar a la PIAP en el mapa energético y abrir la puerta a posibles contratos que permitan proyectar su regreso a la producción. La decisión se enmarca en un escenario de tensiones financieras, con reclamos millonarios de Neuquén a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dueña de las instalaciones, por los costos de mantenimiento acumulados en los últimos años.
Desde mediados de agosto, ENSI envía cartas de interés no vinculantes a firmas con trayectoria internacional en el sector químico y nuclear. El objetivo es medir la demanda real y, en una segunda etapa, avanzar hacia contratos formales y órdenes de compra que justifiquen el reinicio de la producción. Entre las compañías que ya recibieron la invitación figuran Linde, Merck KGaA y KeyDH, referentes globales en el área.

El ministro de Planificación, Rubén Etcheverry, aseguró que la extensión del plazo busca dar “igualdad de oportunidades” y garantizar un proceso transparente. Según explicó, el gobierno provincial pretende ofrecer señales concretas al mercado para atraer financiamiento y encaminar una reactivación que, más allá de lo productivo, tendría un impacto directo en el empleo y en la cadena de valor industrial neuquina.
La PIAP, considerada la mayor planta de su tipo en el mundo, fue inaugurada en los años ’90 con la finalidad de abastecer a los reactores nucleares argentinos. Su parálisis desde 2017 dejó un vacío productivo que todavía pesa en la provincia. Hoy, las instalaciones se sostienen únicamente con tareas de conservación, a la espera de que una nueva ventana comercial permita recuperar su potencial.
El valor estratégico del agua pesada
El agua pesada, también conocida como óxido de deuterio, se distingue del agua común por contener una mayor proporción de deuterio, lo que la hace más densa. Su uso principal se concentra en los reactores nucleares que emplean uranio natural, donde actúa como moderador y refrigerante. Pero su valor no se agota en la energía: también se utiliza en la industria química y, en menor escala, en la fabricación de tecnologías avanzadas, como pantallas OLED.
Para Neuquén, volver a poner en marcha la PIAP significaría no solo recuperar un activo productivo, sino también reforzar la posición del país en un mercado altamente especializado. Además, se trata de una instalación que genera expectativas por su capacidad de empleo calificado y por la oportunidad de consolidar un polo industrial en Arroyito con proyección internacional.
Expectativas abiertas hasta fin de mes
La prórroga hasta el 30 de septiembre aparece como un gesto de confianza hacia las empresas interesadas, muchas de ellas de capital extranjero, y como un paso más en el intento de dar visibilidad a la planta. Aunque aún no hay compromisos firmes, la expectativa del gobierno provincial es que este proceso marque el inicio de una nueva etapa para la PIAP y siente las bases de su eventual regreso al circuito productivo.
Por ahora, el futuro del complejo depende de la capacidad de transformar cartas de intención en contratos concretos. Neuquén juega sus fichas en un terreno sensible, donde el agua pesada no solo es un producto industrial, sino también una pieza estratégica en la política energética del país.
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