El estado de las rutas nacionales volvió a generar cruces entre provincias y el gobierno central. Esta vez, el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, puso el foco en la falta de inversión vial por parte de Nación y exigió una modificación en el destino de los fondos recaudados por el Impuesto a los Combustibles Líquidos. La propuesta busca que esos recursos, que hoy se concentran en fondos fiduciarios bajo control nacional, sean redistribuidos directamente a las provincias.
“El vecino que choca o se accidenta en una ruta nacional es neuquino. Las rutas son responsabilidad de Nación, pero los problemas los sufrimos acá”, planteó Figueroa al reclamar mayor autonomía para decidir el uso de los tributos que se pagan en el surtidor.
El planteo se dio en el marco de un encuentro del Consejo Federal de Inversiones (CFI), en el que participaron representantes de las 24 jurisdicciones. Allí se acordó impulsar un proyecto de ley que permita eliminar los fondos fiduciarios nacionales sostenidos con el impuesto al combustible, y en cambio, que cada provincia administre su parte.
Rutas deterioradas y fondos centralizados
Figueroa cuestionó el hecho de que los automovilistas paguen impuestos que tienen un fin específico –mejorar la infraestructura vial–, pero no vean resultados concretos. “Se paga un tributo con afectación específica y la acción específica no se realiza. Eso, de por sí, marca una injusticia”, dijo durante su intervención.
En contraste, el mandatario destacó el esfuerzo que sí realizan los municipios neuquinos, que aplican una tasa vial del 3% destinada a obras concretas como el asfaltado y mantenimiento de calles. “Mientras tanto, el gobierno nacional no mantiene las rutas que le corresponden”, apuntó.
Ordenar para redistribuir
Figueroa también aprovechó para mostrar parte del balance de su primer año de gestión. Según detalló, se logró una reducción de gastos improductivos por 1.000 millones de dólares, lo que permitió redirigir esos recursos a sectores clave como infraestructura, salud y servicios.
“Este es el modelo neuquino: ordenar para redistribuir. Es la forma de gobernanza que nos permite avanzar con obras reales que transforman la vida de los vecinos”, sostuvo.
Aunque evitó entrar en una confrontación directa con el Ejecutivo nacional, el mensaje fue claro: las provincias reclaman mayor equidad en la asignación de recursos y exigen que los impuestos que pagan sus ciudadanos se traduzcan en obras concretas. En el caso de Neuquén, la urgencia tiene nombre y asfalto.
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