En medio de conversaciones informales entre representantes del gobierno nacional y provincias, surgió una propuesta concreta: que Rolando Figueroa se sume a una estrategia electoral común con La Libertad Avanza (LLA) para las legislativas de octubre. Sin embargo, el gobernador neuquino fue tajante: no habrá acuerdo. La decisión responde a una línea que ha sostenido desde su campaña y que hoy se vuelve central en la construcción política de su espacio, La Neuquinidad.

El objetivo de Figueroa es claro: consolidar el modelo neuquino, con voz propia en el Congreso, sin subordinaciones partidarias a fuerzas nacionales. Aunque reconoce algunas coincidencias con el espacio libertario, como el rechazo a la corrupción y el recorte de gastos innecesarios, también hay diferencias profundas. En especial, respecto del rol del Estado y la obra pública.

La conversación, que trascendió en las últimas horas, se habría dado durante una serie de encuentros entre funcionarios nacionales y provinciales en Buenos Aires. Desde el entorno de Figueroa evitaron confirmar o desmentir los contactos, pero fuentes cercanas aseguran que existió un ofrecimiento para explorar un armado conjunto con vistas a las elecciones legislativas, en las que Neuquén renovará tres bancas en Diputados y tres en el Senado.

La negativa de Figueroa no es menor: se da en un contexto donde el oficialismo nacional busca ampliar su representación en el Congreso para blindar los vetos presidenciales y avanzar con su agenda sin obstáculos. En ese camino, el respaldo de provincias clave se volvió un objetivo.

Pero en Neuquén, la lectura es otra. La Neuquinidad apuesta a construir una mayoría propia, con representantes que defiendan la agenda provincial. Esa postura ha ganado terreno en las encuestas, que la posicionan cabeza a cabeza con LLA en intención de voto. El kirchnerismo, en este escenario, aparece rezagado y sin protagonismo.

Modelo neuquino vs modelo libertario

Uno de los puntos que más distancia marca entre ambos espacios es el rol del Estado. Mientras el gobierno de Javier Milei avanza en el desmantelamiento de la obra pública y promueve un achicamiento profundo del aparato estatal, el modelo neuquino sostiene la necesidad de un Estado presente y activo, que gestione recursos propios para ejecutar rutas, escuelas y hospitales.

Desde el oficialismo provincial señalan que esa visión no es incompatible con una administración austera, pero sí con una retirada del Estado de áreas clave. La experiencia local con empresas públicas como el EPEN o Hidenesa, que funcionan con eficiencia, también se presenta como una diferencia respecto de la propuesta libertaria.

Por ahora, no habrá alianza. Figueroa sigue apostando a un armado local con proyección nacional, pero sin socios que condicionen su agenda. La contienda de octubre será clave para definir cuánto respaldo logra ese proyecto en las urnas.

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