Una nueva obra de infraestructura promete modificar la realidad de miles de personas que habitan en barrios de la meseta neuquina sin acceso a redes formales de agua potable. Se trata de un acueducto que conectará la planta potabilizadora Mari Menuco con sectores vulnerables de Neuquén capital y Centenario, donde actualmente el abastecimiento se realiza a través de camiones cisterna.
El proyecto, que demandará una inversión de 1.600 millones de pesos y un plazo estimado de ejecución de 210 días, busca garantizar el suministro de agua en una primera etapa a través de 31 puntos de acceso públicos, con canillas comunitarias distribuidas en distintas zonas. Posteriormente, se prevé el diseño e implementación de redes domiciliarias a cargo de los municipios.
Los barrios alcanzados por esta obra incluyen El Mirador, El Jarillal, El Choconcito, San Antonio I y II, y El Trébol II, todos caracterizados por la falta de servicios básicos como agua corriente y cloacas.
Una planificación conjunta entre organismos públicos
El inicio de la obra fue anunciado en un acto encabezado por el gobernador Rolando Figueroa, acompañado por funcionarios provinciales y municipales, además del titular del Ministerio Público Fiscal, José Gerez. Este último tuvo un rol central en la etapa de diálogo previo, coordinando 16 encuentros de mediación comunitaria con vecinos y representantes de instituciones como el Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo (IPVU) y el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS).
El proyecto técnico contempla una estación de bombeo en la cisterna de 6.000 m³ existente en Mari Menuco, un acueducto de impulsión que transportará el agua hacia la meseta, y los mencionados ramales de distribución con puntos de acceso comunitario.
La iniciativa se enmarca dentro de un plan más amplio de urbanización y regularización, que incluye la extensión progresiva de servicios esenciales en sectores que han crecido sin planificación formal.
Desafíos por delante
Aunque el inicio de la obra representa un avance significativo para estos barrios, la solución integral aún está sujeta a la consolidación del proceso de regularización urbana y al compromiso de los gobiernos locales para la implementación de las redes domiciliarias.
El acceso al agua potable en estos sectores es una demanda histórica, y esta intervención representa un paso hacia la integración urbana. Sin embargo, el cumplimiento de los plazos y la coordinación entre organismos seguirán siendo claves para su éxito.
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