En el centro de Neuquén capital, a pocas cuadras de zonas transitadas y desarrolladas, existe un sector que durante años permaneció al margen de los servicios básicos: Toma La Familia. Ahora, tras años de espera, ese escenario empieza a cambiar. El gobierno provincial y el municipio iniciaron las primeras obras de infraestructura para dotar a esta comunidad de gas y electricidad, marcando un paso significativo hacia su integración urbana.
El anuncio fue realizado por el gobernador Rolando Figueroa y el intendente Mariano Gaido, quienes coincidieron en la necesidad de avanzar en la regularización de barrios que, pese a su ubicación céntrica, fueron históricamente excluidos de las políticas de desarrollo urbano. “Vamos a llevar los servicios que no pueden faltar en ningún hogar. Esta intervención es una deuda pendiente”, expresó Figueroa.
Gas, electricidad y algo más
Las obras en Toma La Familia no se limitan a las conexiones de gas y luz. El proyecto incluye la mejora del alumbrado público, la apertura de calles y la instalación de conexiones seguras, en el marco de un programa de urbanización más amplio que ya comenzó en otras zonas de la meseta.
El enfoque, según explicaron desde ambos gobiernos, es reducir la desigualdad en el acceso a derechos fundamentales. En muchos casos, las familias del barrio vivían sin calefacción adecuada, con instalaciones eléctricas precarias o conexiones informales.
Además del impacto inmediato que tendrán estas obras, se espera que la mejora en los servicios contribuya a reforzar la seguridad y la integración del barrio con el resto de la ciudad. La zona, al estar tan cerca del centro neuquino, tiene potencial para convertirse en un área más conectada y funcional dentro del entramado urbano.
Urbanización e inclusión
Para la gestión municipal, este tipo de intervenciones forman parte de una estrategia a largo plazo: urbanizar con inclusión. El intendente Gaido remarcó que la intención no es simplemente extender redes, sino transformar realidades. “Empezamos por la meseta, ahora llegamos a Toma La Familia, y vamos a seguir. Nadie debe quedar afuera de lo esencial”, aseguró.
En ese sentido, la regularización del barrio también implica el reconocimiento simbólico de una comunidad que, durante años, convivió con la informalidad como única alternativa. La llegada del gas y la electricidad marca, además de un cambio práctico, un paso hacia la equidad urbana.
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