
Los trabajadores estatales de Neuquén siguen de cerca una decisión que cada año aparece como un capítulo inevitable del cierre administrativo: los asuetos en las Fiestas. Con diciembre a la vuelta de la esquina, el Ejecutivo provincial evalúa la chance de decretar descansos que podrían transformar la agenda laboral y personal de miles de empleados públicos.
Por estas horas, la alternativa que toma fuerza es la de otorgar asueto el viernes 26 de diciembre y el viernes 2 de enero, lo que generaría dos fines de semana extra largos consecutivos. Es una definición que todavía no fue confirmada, pero que ya instaló expectativas en las oficinas provinciales que deben planificar guardias, turnos y atención al público.
Durante años, la administración pública neuquina solía tomarse casi completa la semana entre Navidad y Año Nuevo. Ese esquema cambió el año pasado con la gestión de Rolando Figueroa: se decretó asueto solo el 24 y 31 de diciembre, mientras que los días previos y posteriores —23 y 30— tuvieron jornada laboral hasta el mediodía.
La experiencia dejó opiniones divididas. Algunos sectores valoraron mantener parte de la actividad para evitar acumulación de trámites; otros consideraron que la diferencia fue mínima y complejizó la organización familiar de quienes trabajan en el Estado.
Hoy, el debate vuelve a escena. Y lo hace con una pregunta más amplia:
¿qué pasará con los días 24 y 31?
El país ya tiene asegurados los feriados nacionales del 25 de diciembre y 1 de enero, pero en la provincia aún no hay señales oficiales sobre si se repetirá el criterio del año pasado para las vísperas. En otras palabras, todavía no se sabe si serán días no laborables completos o solo medios días.
Entre la organización familiar y la maquinaria del Estado
A la espera de definiciones, la incertidumbre crece especialmente entre quienes trabajan en áreas sensibles: hospitales, seguridad, registro civil, atención social. En esos sectores, cada turno que se modifica implica un tablero logístico complejo y con impacto directo en la ciudadanía.
En paralelo, muchas familias dependen de esta definición para decidir viajes, reencuentros y actividades que requieren anticipación. No son tiempos que permitan mucha improvisación: los costos de movilidad, alojamiento y consumo obligan a planificar con cuidado.
Pero no todo se reduce al descanso. También está en juego el funcionamiento del Estado en una etapa del año donde la demanda social se mantiene alta, desde los trámites urgentes hasta la atención médica.
Hay voces dentro del Gobierno que creen que un descanso ampliado podría favorecer una menor circulación y un uso más eficiente de los recursos energéticos. Otros sectores remarcarn que detener la administración más días podría generar un “cuello de botella” en enero.
Un cierre de año con la mirada puesta en la economía
El caso neuquino tiene un condimento extra: la provincia suele ubicarse entre las de mejores salarios del país, aunque con un costo de vida elevado. Por eso, cada decisión vinculada a descansos estatales repercute en la opinión pública y en el clima económico de fin de año.
El comercio, el turismo y los servicios ya hacen sus propios cálculos. Un calendario con fines de semana XL puede significar más movimiento y más consumo, pero también menos trámites y una posible menor actividad en oficinas que vinculan lo público con lo privado.
En definitiva, la definición del Gobierno no es solo administrativa, sino también política y económica.
Días clave para una decisión que ordenar el cierre del 2025
Los gremios piden previsibilidad, los trabajadores quieren organizarse y los organismos públicos necesitan claridad para calendarizar guardias y licencias.
La confirmación podría llegar en los próximos días. Si el Ejecutivo avanza con los asuetos del 26 de diciembre y 2 de enero, Neuquén transitará dos fines de semana extra largos. Y si se decide también el descanso completo el 24 y 31, el alivio sería aún mayor para gran parte del sector público.





















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