La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Arroyito, Neuquén, atraviesa una crisis crítica por la falta de financiamiento desde Nación. El Gobierno provincial advirtió que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), responsable de la planta, acumula una deuda de casi $5.000 millones. La falta de transferencias desde hace cuatro meses no solo impide operar con normalidad, sino que compromete el pago de salarios, servicios básicos y contratos vigentes. El futuro inmediato de la PIAP está en riesgo.

La advertencia fue lanzada por Rubén Etcheverry, ministro de Planificación de Neuquén y presidente de ENSI, la empresa provincial que gestiona la planta. Según explicó, Nación no cumplió con el compromiso de sostener financieramente el funcionamiento de la PIAP, y a la deuda acumulada de $3.500 millones se le sumarán otros $1.390 millones correspondientes a junio. La situación golpea el acuerdo que se venía negociando con la empresa canadiense Candu Energy Inc., interesada en el abastecimiento de agua pesada para su nuevo reactor.

Servicios cortados y sueldos en jaque

El informe interno de la PIAP detalla un panorama económico al límite. Entre las cifras más preocupantes se encuentran:

  • $314 millones adeudados al EPEN, que comprometen el suministro eléctrico.

  • $580 millones a la empresa encargada del transporte del personal.

  • $210 millones en cargas sociales impagas.

  • $36 millones correspondientes al IVA.

  • $13 millones por reclamos judiciales.

  • Y casi $600 millones para afrontar los sueldos y el medio aguinaldo del personal.

“La planta está en una situación de ahogo financiero”, alertó Etcheverry. Desde el Ejecutivo provincial ya realizaron los reclamos formales a la CNEA, pero las respuestas apuntan al Ministerio de Economía, que aún no libera los fondos. “Este mes tampoco llegará el pago de mayo”, confirmaron fuentes oficiales.

Una decisión que contradice el discurso oficial

Más allá del impacto operativo, la situación genera contradicciones con el discurso público del Gobierno nacional. Etcheverry recordó que Demián Reidel, titular del Consejo Nuclear Argentino, había anunciado meses atrás el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino. Sin embargo, los hechos muestran lo contrario: se frena el funcionamiento de una de las plantas más estratégicas del país.

Además de producir agua pesada —insumo clave para el sector nuclear— la PIAP también tiene capacidad para elaborar productos como amoníaco, en línea con los planes de diversificación productiva que impulsa la Provincia. Hoy, todo eso está paralizado o en pausa.

El silencio del Gobierno nacional y la falta de certezas sobre el futuro de los fondos colocan a la PIAP al borde de un freno total. El desenlace no solo impactará en Neuquén, sino también en el desarrollo de la matriz energética argentina. Mientras tanto, una inversión estratégica del país queda a la deriva.

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