La Planta de Agua Pesada de Arroyito (PIAP) obtuvo una extensión de seis meses en el contrato vigente para sus trabajadores, según lo confirmó Daniel Sorasio, delegado de la Junta Interna ATE de la planta. Con esta medida, se asegura la continuidad de las tareas mínimas necesarias para mantener la estructura de la planta en funcionamiento hasta octubre.
Este acuerdo se da en un contexto de incertidumbre sobre el futuro de la planta, que atraviesa una situación de infraestructura envejecida y un déficit de inversión en mantenimiento y modernización. Actualmente, 125 trabajadores están abocados a realizar las tareas básicas que garanticen el funcionamiento adecuado de la planta en este período de extensión del contrato. El objetivo principal es mantener los equipos operativos hasta que se logre definir un plan más amplio para la rehabilitación de las instalaciones.
Negociaciones internacionales y la esperanza de un acuerdo de ventas
Un punto importante para el futuro de la PIAP es el desarrollo de acuerdos comerciales internacionales. Según detalló Sorasio, se están llevando a cabo negociaciones con empresas de Canadá y Estados Unidos para la venta de agua pesada, un recurso clave para la industria nuclear. Si bien se espera que en mayo se firme una carta de intención para la producción y comercialización de este producto, el delegado aclaró que esto no implicará una reactivación inmediata de la producción en la planta. De hecho, la venta de agua pesada es vista como una fuente potencial de ingresos que podría contribuir a la financiación de mejoras y modernización de la planta a largo plazo.
La necesidad urgente de fondos para la modernización
Sin embargo, la venta de agua pesada no es la única solución sobre la mesa. La planta de Arroyito enfrenta un desafío crítico: la necesidad de invertir en una reparación integral y la modernización de sus equipos. Gran parte de los componentes de la planta se encuentran obsoletos, lo que pone en riesgo la operatividad a largo plazo si no se gestionan los fondos necesarios para llevar a cabo una actualización completa de las instalaciones. Sorasio ha enfatizado que la planta no puede seguir funcionando con equipos antiguos, y que es esencial encontrar fuentes de financiamiento que garanticen su sostenibilidad en el futuro.
El panorama actual es incierto, pero la extensión del contrato por seis meses y las negociaciones en curso ofrecen una esperanza de que la PIAP pueda mantenerse en funcionamiento mientras se abren nuevas alternativas para asegurar su viabilidad a largo plazo.
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