El combate contra el feroz incendio en Valle Magdalena, ubicado cerca de Junín de los Andes, dio un giro significativo este martes con la llegada de un Boeing 737 especializado en el combate de incendios. Este avión, uno de los tres que existen en el mundo con tales características, aterrizó en el aeropuerto Aviador Campos (Chapelco) proveniente de Santiago del Estero, con el objetivo de reforzar los esfuerzos para contener las llamas que han destruido más de 22.000 hectáreas de bosques en la región.

El Boeing 737 tiene una capacidad de carga impresionante, pudiendo transportar hasta 15.000 litros de agua. Este recurso es crucial para llegar a las zonas de difícil acceso, lo que lo convierte en una herramienta fundamental para enfrentar el incendio, sobre todo en áreas donde otros medios, como los helicópteros, no pueden operar con eficacia. Además de agua, la aeronave puede cargar retardante o espuma, según lo exijan las condiciones del fuego.

Este refuerzo aéreo se suma a la amplia variedad de recursos que se están utilizando en la lucha contra el fuego, incluidos helicópteros, aviones hidrantes y drones. Los equipos de emergencia ya han comenzado a operar en las áreas más complejas, con el objetivo de frenar el avance de las llamas y evitar que el desastre ecológico se agrave aún más.

Despliegue en tierra y aire

El Comité Operativo de Emergencia ha desplegado un operativo que involucra a más de 850 personas en el terreno, entre brigadistas, bomberos y personal especializado. Además, se cuenta con ocho helicópteros y tres aviones hidrantes para combatir el fuego desde el aire. Por su parte, una brigada de vehículos aéreos no tripulados (VANT), compuesta por cinco drones, realiza tareas de observación, mapeo y relevamiento en las zonas afectadas, brindando información crucial para las estrategias de combate.

En cuanto a los recursos en tierra, se ha dispuesto un importante operativo logístico para asistir a los brigadistas. Desde el campamento base en Mamuil Malal, se coordinan las tareas y se gestionan los suministros para el personal, mientras que en las cercanías se encuentran puestos médicos avanzados y dos campamentos operativos adicionales, en Aluminé y Chiquilihuín. La seguridad de las comunidades cercanas a los focos de incendio sigue siendo una prioridad absoluta para las autoridades.

Coordinación provincial y municipal

Además de los esfuerzos provinciales, los municipios también están colaborando activamente en el combate del incendio. El municipio de Aluminé, por ejemplo, ha sido clave en la logística para asistir a los brigadistas que provienen de diferentes partes del país. Según el intendente Diego Victoria, más de 350 brigadistas están siendo atendidos con alojamiento y viandas, mientras las autoridades locales siguen colaborando con la distribución de recursos.

La situación ha generado un fuerte impacto en la comunidad local. En este sentido, Victoria mencionó que, a pesar de los esfuerzos del gobierno provincial y de las instituciones locales, la tragedia sigue siendo devastadora. La reciente suspensión de la Fiesta Nacional del Pehuén, prevista para abril, refleja la seriedad de la situación. En lugar de celebraciones, el foco está en la prevención y en la reforestación futura de los bosques nativos afectados.

El incendio sigue siendo un desafío monumental para la región, pero la combinación de recursos aéreos, la participación activa de los municipios y el trabajo conjunto de diferentes organismos nacionales y provinciales están dando la respuesta necesaria para contener el fuego y minimizar sus efectos devastadores.

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