En medio de un panorama económico nacional complejo, la provincia de Neuquén cerró abril con un modesto repunte en sus ingresos. Según datos oficiales, el total recaudado ascendió a $366.049 millones, lo que representa una suba del 1,9% en términos reales respecto al mismo mes del año pasado. La mejora llegó luego de un marzo con caída interanual del 2,9%.

El principal motor de esta recuperación fue la recaudación de impuestos provinciales, que alcanzó los $129.597 millones, con un crecimiento real del 8,8%. Impuestos como Ingresos Brutos, Sellos e Inmobiliario mostraron una mejor performance, especialmente el primero, que es clave en la estructura tributaria local.

Este crecimiento, sin embargo, se da en un contexto donde la economía aún no muestra signos claros de reactivación sostenida. El consumo interno y la actividad comercial, aunque algo más dinámicos que en otras regiones del país, aún están lejos de niveles pre pandemia o de los primeros años de Vaca Muerta.

Regalías estancadas y señales de desaceleración en Vaca Muerta

Pese al alivio que trajo el aumento en los tributos locales, las regalías hidrocarburíferas continúan sin repuntar. En abril, el ingreso por regalías y canon extraordinario fue de $166.196 millones, lo que significa una caída del 5% en términos reales con relación a abril de 2023.

Las regalías por petróleo fueron de $129.775 millones y mostraron una leve baja real del 0,9%. En tanto, las del gas, más afectadas por el contexto regulatorio y la sobreoferta, bajaron un 16% real y sumaron $33.961 millones. A pesar de los aumentos nominales del orden del 40%, la inflación diluye esos ingresos y pone en evidencia una tendencia preocupante: el modelo de dependencia hidrocarburífera ya no garantiza previsibilidad.

Este comportamiento coincide con una cierta meseta en el desarrollo de Vaca Muerta. Aunque los niveles de producción siguen altos, no hay indicios de una aceleración de la inversión. La falta de señales claras para el sector energético y la incertidumbre macroeconómica influyen en esta pausa, que termina impactando directamente en las cuentas públicas.

Una estructura de ingresos vulnerable y con poco margen de maniobra

La economía neuquina continúa atada a un esquema en el que casi la mitad de los ingresos dependen de las regalías, mientras que los impuestos provinciales y las transferencias nacionales completan el resto. Esto deja a la provincia expuesta a los vaivenes del sector energético, sin muchas herramientas para amortiguar su impacto.

Si bien la mejora en la recaudación local es una buena noticia en el corto plazo, no alcanza para compensar la caída sostenida de los ingresos por recursos naturales. La estabilidad fiscal de la provincia sigue siendo frágil, y los desafíos de planificación de mediano y largo plazo se acumulan.

El gobierno provincial enfrenta así el desafío de sostener el equilibrio financiero sin que las variables económicas se le escapen de control. Por ahora, la estrategia parece ser aguantar, a la espera de mejores condiciones en el plano nacional y de un posible repunte del petróleo y el gas.

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