En Neuquén capital la lluvia ya no es sinónimo de calles anegadas. Con más de 250 kilómetros de pluviales construidos en los últimos años, la ciudad empieza a cosechar los frutos de una planificación sostenida. Las últimas precipitaciones —acompañadas por bajas temperaturas y nieve— sirvieron como prueba de fuego para un sistema de desagües que, al menos por ahora, parece estar a la altura.
“Estamos viendo una ciudad que responde muy bien frente a las lluvias. Esto es el resultado del trabajo que venimos haciendo con el Plan Capital, que no solo construyó pluviales, sino que también intervino en canales estratégicos como el Necochea y el arroyo Durán, y mantiene en funcionamiento los pozos de bombeo”, explicó el intendente Mariano Gaido durante una recorrida de supervisión.
El esquema de drenaje está lejos de ser solo una obra de ingeniería subterránea. También implica una red de trabajo diario para garantizar que el sistema se mantenga operativo, en especial cuando el clima se vuelve exigente.

Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana, detalló que ante los pronósticos de lluvias y nevadas, el municipio activó tareas preventivas en más de 3.000 bocas de tormenta y sumideros repartidos por toda la ciudad. “Nos anticipamos a lo que sabíamos que podía pasar. La clave está en mantener todo despejado, sobre todo en calles de tierra, donde las condiciones son más difíciles”, explicó.
Haspert señaló además que el Comité de Crisis municipal —que reúne a Defensa Civil, Limpieza Urbana y la Secretaría de Movilidad— se encuentra en alerta durante los eventos climáticos y realiza recorridas constantes. “También estamos trabajando en los siete sistemas de bombeo de la ciudad. Hoy, por ejemplo, nos enfocamos en el barrio Confluencia, que es una de las zonas que más requiere atención en estos días”, detalló.
Un llamado al cuidado compartido
Más allá de las obras y el monitoreo oficial, desde el municipio insisten en que parte de la eficiencia del sistema depende también del comportamiento ciudadano. “Es fundamental que no se arroje basura en la calle ni en los desagües. Muchas obstrucciones se generan por residuos que terminan bloqueando las bocas de tormenta. El esfuerzo que hacemos desde el Estado puede verse afectado si no hay colaboración de los vecinos”, remarcaron desde la Secretaría de Servicios Urbanos.
El intendente Gaido reforzó ese mensaje durante su recorrida: “Cada obra que hacemos tiene detrás un compromiso de mantenimiento, pero también hace falta una conciencia colectiva. El escurrimiento no se sostiene solo con infraestructura, también con responsabilidad ciudadana”.
A pesar de las condiciones adversas que trajo el invierno, los registros de anegamientos en barrios fueron menores que en temporadas anteriores. Desde la intendencia, consideran que esto valida una política que apostó a invertir en infraestructura que no siempre es visible, pero que cobra relevancia cuando más se necesita.
Con la vista puesta en los próximos meses, el municipio continuará ejecutando obras de extensión de pluviales y reforzando los puntos críticos de la ciudad.
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