En un intento por profesionalizar y humanizar la atención al público en la provincia, el diputado neuquino César Gass presentó un proyecto de ley que propone la creación de un plan provincial de capacitación destinado a todos los empleados y funcionarios del Estado. La propuesta no hace distinciones jerárquicas: incluye desde las máximas autoridades hasta los trabajadores de base, sin importar el organismo o el poder del Estado al que pertenezcan.

El objetivo declarado es elevar la calidad del servicio brindado por la administración pública, que muchas veces se ve desbordada, descoordinada o con falta de formación en habilidades blandas. El proyecto busca uniformar criterios de trato, fomentar un ambiente laboral más saludable y evitar que la burocracia se convierta en una barrera entre el ciudadano y el Estado.

Formación integral desde la cúspide

El texto legislativo establece que el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral será la autoridad encargada de coordinar e implementar las capacitaciones, que se desarrollarán de forma progresiva y planificada. Curiosamente, el proceso formativo comenzará por quienes ocupan los cargos de mayor jerarquía, en una apuesta por liderar con el ejemplo.

Entre los contenidos mínimos que se impartirán figuran la escucha activa, la comunicación efectiva y no violenta, el trato respetuoso, la empatía y técnicas de resolución de conflictos. Se trata de habilidades cada vez más valoradas en el ámbito laboral, pero que muchas veces no están incorporadas en la rutina diaria de los organismos públicos.

“La iniciativa pretende llenar un vacío evidente. Si bien existen algunas capacitaciones dispersas dentro de estatutos o convenios colectivos, suelen ser limitadas en alcance o no están actualizadas”, explicó Gass. “La intención es cubrir a toda la administración pública, y que el ciudadano reciba un trato digno y eficiente sin importar a qué dependencia acuda.”

Una deuda pendiente con el ciudadano

El proyecto parte del reconocimiento implícito de que la atención al público en muchas oficinas estatales es deficiente. Largas esperas, respuestas evasivas, maltratos o desinformación son quejas frecuentes de los ciudadanos al enfrentarse con trámites burocráticos. La propuesta apunta a revertir esta imagen negativa transformando la cultura institucional desde adentro.

La iniciativa no sólo se centra en mejorar la experiencia del usuario, sino también en el bienestar de quienes trabajan en la administración pública. Al dotar a los equipos de herramientas de comunicación y resolución de conflictos, se busca mejorar también el clima interno y la cooperación entre áreas.

En tiempos en que la confianza en las instituciones públicas se ve erosionada, medidas como esta podrían representar un pequeño pero importante paso para reconstruir ese vínculo. La clave estará en que la capacitación no se quede en el papel y se convierta en una política de Estado sostenida en el tiempo.

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