Neuquén se prepara para un verano con reglas renovadas: por primera vez, todos los balnearios de la ciudad contarán con sectores pet friendly oficialmente habilitados y con controles reforzados. La medida marca un giro en la forma en que el municipio ordena el uso de sus espacios públicos, respondiendo a una demanda que venía creciendo y a una práctica que ya se había vuelto habitual pese a la prohibición anterior.
La ordenanza, impulsada por la concejal Victoria Fernández, busca equilibrar intereses que durante años chocaron en la costa del río: por un lado, quienes deseaban disfrutar del agua y del descanso acompañados por sus mascotas; por el otro, quienes pedían lugares libres de animales para mayor seguridad o tranquilidad. El nuevo marco intentará ordenar ese escenario con pautas claras, zonas delimitadas y un esquema de control que promete ser más riguroso que en temporadas anteriores.
Espacios delimitados, nuevas reglas y fiscalización intensiva
El corazón de la norma es sencillo: cada balneario deberá contar con un área específica, señalizada y preparada para la permanencia de perros y otros animales domésticos. No habrá una superficie única obligatoria; esa definición quedará en manos del Ejecutivo municipal, que deberá garantizar sombra, accesibilidad, comodidades básicas y medidas que eviten riesgos para las familias y para los propios animales.
La decisión de distribuir varios espacios pet friendly y no concentrarlos en un solo balneario apunta a evitar desigualdades de acceso y traslados largos, especialmente entre quienes viven lejos de los sectores históricamente más concurridos. El municipio plantea que la lógica debe ser “inclusiva y equitativa”, lo que implica que cada vecino encuentre opciones cercanas a su zona habitual de recreación.
En cuanto a las reglas, la ordenanza no deja margen para la interpretación: todos los animales deberán ingresar con correa, los dueños estarán obligados a recoger los residuos y los perros con temperamento especial deberán usar bozal. Aunque estas obligaciones ya existían en la normativa general de tenencia responsable, ahora serán aplicadas específicamente en los balnearios, con un sistema de inspección constante a cargo del área de Bienestar Animal.
Los controles tendrán un rol central. Los inspectores municipales podrán labrar infracciones en el momento y aplicar multas que van desde los 50 a los 60 módulos, con sanciones que pueden escalar hasta 300 o 400 módulos para las faltas más graves vinculadas a la convivencia en espacios públicos. Como cada módulo equivale al 50% del valor del litro de nafta Súper del ACA, los montos se actualizarán automáticamente según el precio del combustible. Además, el Concejo analiza incorporar tareas comunitarias para quienes reincidan en las infracciones.
Una regulación que responde a un conflicto recurrente
Para Fernández, la aprobación de estos sectores era una deuda pendiente frente a una situación que todos los veranos se repetía en la costa: la prohibición no se respetaba, los controles no alcanzaban y las discusiones entre bañistas eran moneda corriente. La concejal sostiene que ordenar la convivencia era imprescindible para evitar tensiones, pero también para garantizar condiciones sanitarias adecuadas y promover la tenencia responsable.
El municipio espera que la implementación progresiva de estos espacios, prevista para las próximas semanas, permita llegar al inicio de la temporada 2025–2026 con la mayoría de los balnearios adaptados. El objetivo es doble: ofrecer un marco claro para quienes quieren disfrutar el verano con sus mascotas y, al mismo tiempo, proteger el derecho de quienes prefieren sectores sin animales.
Aunque la medida todavía genera debates —algo lógico cuando se modifican hábitos ya arraigados—, en el municipio creen que la clave estará en la combinación entre infraestructura adecuada, fiscalización efectiva y corresponsabilidad ciudadana. Si esas tres condiciones se cumplen, estiman que los balnearios podrán convertirse en espacios donde la convivencia sea más sencilla, previsible y segura para todos.
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