Neuquén está a un paso de concretar un convenio que le permitiría administrar y mantener dos de las rutas nacionales más estratégicas para su desarrollo económico y social: la Ruta 22, en el tramo que va del Tercer Puente hasta Arroyito, y la Ruta 242, que conecta Las Lajas con el paso internacional Pino Hachado, en la frontera con Chile.
El acuerdo, que se encuentra en la etapa final de negociación, marcaría un cambio de paradigma en la forma de gestionar la infraestructura vial en la región. La iniciativa propone que la Provincia asuma de inmediato el mantenimiento de ambas trazas y, en una segunda fase, habilite un esquema de concesión con participación privada para financiar obras mayores.
El deterioro de los caminos federales viene siendo objeto de críticas constantes por parte del gobernador Rolando Figueroa, quien incluso llegó a plantear, junto a su par rionegrino Alberto Weretilneck, la transferencia de jurisdicción de estas rutas. Si bien el gobierno nacional rechazó ese planteo, la presión abrió la puerta a nuevas modalidades de administración compartida que hoy se empiezan a materializar.

La Ruta 22 concentra el mayor flujo de tránsito en el Alto Valle y es considerada el principal eje de conectividad interna de la provincia. En paralelo, la Ruta 242 cumple un rol esencial en el comercio internacional, ya que constituye el corredor más utilizado hacia Chile a través de Pino Hachado. Su mantenimiento y modernización son temas recurrentes tanto en el sector productivo como en la agenda política.
Economía y desafíos de inversión
El ministro de Economía, Guillermo Koenig, confirmó la existencia del proyecto y explicó que la Provincia cuenta con un margen de maniobra gracias a los ingresos dolarizados que genera la actividad hidrocarburífera. No obstante, advirtió que la volatilidad cambiaria dificulta la planificación de inversiones de largo plazo.
“Tenemos diálogo con Nación, lo que no significa que siempre coincidamos”, señaló Koenig, en referencia a la relación con el gobierno de Javier Milei. El ministro destacó que, a pesar de las diferencias, se logró avanzar en convenios que habilitan a la Provincia a dar este paso sin quedar atada a la inacción.
El esquema mixto de gestión vial podría convertirse en un modelo replicable para otras provincias. La lógica es clara: permitir que los gobiernos locales, con financiamiento público-privado, puedan atender tramos donde Nación no logra responder con rapidez a las demandas de infraestructura.
Proyección a futuro
Si el convenio se concreta, Neuquén quedará en una posición inédita dentro del mapa vial argentino. No solo podrá mejorar corredores centrales para su economía, sino también posicionarse como un actor innovador en la gestión de rutas nacionales. Para Figueroa, se trata de un paso estratégico: garantizar la conectividad, acelerar obras demoradas y dar señales de previsibilidad a los sectores productivos que dependen del transporte terrestre.
Mientras tanto, el desafío inmediato será sostener el equilibrio entre la urgencia de mantener los caminos transitables y la necesidad de diseñar un esquema de inversión a largo plazo que no se vea afectado por la inestabilidad económica nacional.
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