El gobernador Rolando Figueroa trazó una meta ambiciosa: llevar a Neuquén a un escenario sin deuda hacia el año 2030. En declaraciones recientes, afirmó que la provincia redujo más del 30% de sus compromisos financieros en los últimos dos años y que el ordenamiento fiscal permitirá continuar ese camino.
Según explicó, durante su gestión se cancelaron cerca de 700 millones de dólares en capital e intereses. “Queremos llegar al final de la década con cero deuda provincial. Solo quedarán créditos con organismos internacionales para obras estratégicas, con tasas bajas y plazos extensos”, dijo.
El mandatario recordó que hasta hace poco tiempo los aguinaldos se pagaban con adelantos de las empresas petroleras, situación que cambió en la actual administración. “Hace 13 años que no se lograba hacerlo con fondos propios”, señaló.
Figueroa planteó que Neuquén atraviesa un proceso de estabilización que contrasta con la crisis nacional. “Mientras el país vive tiempos de incertidumbre, la provincia se mantiene en crecimiento. Lo logramos planificando con responsabilidad y eliminando gastos innecesarios”, sostuvo.
El gobernador reafirmó que la meta es mantener un esquema de finanzas sanas y previsibles. “No queremos depender de créditos para pagar sueldos ni de la coyuntura nacional para seguir construyendo”, explicó.
Figueroa destacó además la creación de un fondo anticíclico que permitirá mantener la inversión pública ante escenarios económicos adversos. “La estabilidad se logra con previsión, no con discursos”, afirmó.
En el cierre, remarcó que el crecimiento neuquino se refleja en el consumo y el empleo. “Somos la provincia con mayor consumo en supermercados del país y con un nivel de desocupación menor al promedio nacional”, indicó, agregando que cada día más familias eligen instalarse en la región.
El desafío ahora, sostuvo, es mantener ese equilibrio hasta lograr el objetivo final: una Neuquén sin deuda, capaz de financiar su desarrollo con recursos propios.




















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