En medio del creciente malestar de sectores vecinales y referentes de comunidades mapuches de la meseta neuquina, el intendente Mariano Gaido defendió la instalación de la nueva planta de asfalto en el límite del ejido urbano. “Está donde tenía que estar, fue reacondicionada, modernizada y cumple con todos los requisitos técnicos y ambientales”, afirmó en respuesta a los cuestionamientos.

La planta, que reemplaza a la antigua ubicada en una zona céntrica de la ciudad, ya está prácticamente lista para entrar en funcionamiento. Su localización, detrás del Complejo Ambiental Neuquén y a pocos metros de Nueva Esperanza, fue el detonante de varias protestas en el último mes. Las principales inquietudes giran en torno al impacto ambiental, la cercanía con barrios habitados y la falta de consenso previo.

Según detalló Gaido, el traslado de la planta responde a una planificación que busca descentralizar infraestructuras que antes estaban en sectores residenciales. La vieja planta, ubicada en Bahía Blanca y Richieri, generaba problemas de circulación y molestias por el paso constante de camiones. “Ahora está en una zona más eficiente, pensada para este tipo de instalaciones”, remarcó.

La subsecretaria de Infraestructura, Mariel Bruno, reforzó ese argumento al explicar que la nueva planta fue reacondicionada para emitir menos gases y operar con estándares más altos. También mencionó que la cercanía con la cantera municipal permitirá reducir el tránsito pesado por sectores urbanos.

Además, anticipó que la planta tendrá una capacidad de producción de hasta 15 toneladas por hora, lo que permitiría abastecer la demanda diaria de bacheo que ronda las 60 toneladas. “La meta es el autoabastecimiento, algo clave para el mantenimiento vial”, destacó.

Reclamos y puesta en marcha

Las críticas se intensificaron en junio, con reuniones vecinales y un acto en la zona de Nueva Esperanza que incluyó la participación de integrantes del lote 34 y representantes de una comunidad mapuche cercana. Denuncian que no fueron informados ni consultados antes de la instalación y temen por posibles efectos en la salud de la población.

Desde el municipio aseguran que se realizaron los estudios de impacto ambiental requeridos y que la planta se encuentra en una zona permitida según el nuevo esquema del ejido urbano. Mientras tanto, el personal ya comenzó su etapa de capacitación y la estructura —trailers, oficinas y equipamiento— está lista para comenzar a operar en agosto.

“La decisión se tomó con criterio técnico y pensando en mejorar los servicios públicos. Siempre estamos abiertos al diálogo, pero esta es una obra necesaria y planificada”, concluyó el intendente.

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