En medio de una creciente tensión entre Nación y las provincias patagónicas, los gobiernos de Río Negro y Neuquén presentaron una propuesta que busca unificar el estatus sanitario de todo el país en torno a un mismo criterio: zona libre de fiebre aftosa sin vacunación, un logro que la Patagonia mantiene desde hace más de dos décadas.
La iniciativa fue expuesta por los ministros de Producción de ambas provincias, Carlos Banacloy (Río Negro) y Guillermo Koenig (Neuquén), durante una reunión reciente con funcionarios del Ministerio de Economía y autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). El planteo, lejos de ser una defensa conservadora de la barrera sanitaria, apunta a dar un giro estratégico: en lugar de flexibilizar controles y poner en riesgo el estatus actual, los funcionarios proponen que todo el país se eleve al estándar alcanzado en el sur.
El rechazo a una flexibilización polémica
La discusión se encendió luego de que el Senasa anunciara en marzo su decisión de flexibilizar la histórica barrera sanitaria al norte del río Colorado. Esto habilitaría el ingreso de carne con hueso desde provincias con distinto estatus sanitario, como La Pampa o Buenos Aires, hacia la Patagonia. La medida fue leída por los gobiernos patagónicos como una amenaza directa a un diferencial sanitario que, además de haber costado años de trabajo y recursos, representa una ventaja competitiva en los mercados internacionales.
La presión política y social obligó al Gobierno Nacional a frenar la implementación durante 90 días. Ese plazo, que aún está corriendo, fue presentado como una "pausa para el diálogo", aunque desde las provincias insisten en que no se trata de una negociación menor, sino de una decisión estructural que puede definir el futuro sanitario y comercial del país.
Una defensa económica y sanitaria
La barrera sanitaria no es solo una medida técnica: es un escudo comercial. La región patagónica ha podido acceder a mercados premium como Estados Unidos y Japón gracias a su estatus sanitario, que garantiza carnes libres de fiebre aftosa sin necesidad de vacunación. Pero no se trata únicamente del sector cárnico. El sistema de control sanitario también impacta en la exportación de frutas como peras, manzanas y cerezas, productos emblemáticos del Valle de Río Negro y Neuquén.
Desde las provincias advierten que flexibilizar la barrera no solo implica un riesgo sanitario, sino un retroceso económico. En lugar de abrir la puerta a carnes provenientes de zonas con otro régimen sanitario, proponen lo contrario: que el resto del país se sume a un esquema sin vacunación, pero con una planificación progresiva, consensuada y basada en criterios técnicos.
¿Un cambio de paradigma?
La propuesta de las provincias patagónicas no es simplemente una defensa del statu quo. Implica repensar el sistema sanitario nacional desde una lógica más ambiciosa, con la meta de transformar lo que hoy es una excepción en norma. Según Banacloy y Koenig, el país tiene la capacidad técnica y productiva para avanzar hacia un modelo sanitario más exigente y competitivo. Pero advierten: eso requiere decisión política, inversión en infraestructura y un compromiso claro por parte del Estado Nacional.
Por ahora, la propuesta está sobre la mesa. Lo que resta por ver es si el Gobierno Nacional la tomará como una oportunidad para redefinir el modelo sanitario argentino o si insistirá en una flexibilización que, lejos de integrar, podría desandar años de avance en una de las regiones más productivas del país.
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