El debate sobre cómo mejorar el desempeño policial en Neuquén sumó un nuevo capítulo con una propuesta que toca de lleno la rutina de los efectivos. Un ciudadano de Plaza Huincul, Juan Mariano Iturbide, presentó en la Legislatura provincial dos proyectos que apuntan a modificar la forma en que los agentes se comunican y son controlados en la vía pública: que dejen de utilizar sus celulares personales durante el servicio y que se incorporen cámaras corporales en los uniformes y móviles policiales.

Según el planteo, el uso de teléfonos particulares “puede generar distracciones, comprometer el adecuado cumplimiento de funciones y afectar la imagen de la fuerza”. La iniciativa también plantea que la tecnología, lejos de ser un problema, puede ser un aliado si se utiliza de forma controlada: las llamadas “body cams” permitirían documentar cada intervención policial, aportando pruebas objetivas ante reclamos ciudadanos o revisiones judiciales.

La idea no surgió de un despacho político, sino de un grupo de vecinos autoconvocados preocupados por la inseguridad en la región. Iturbide fue quien canalizó esas inquietudes en un texto formal que ya ingresó a la Legislatura y quedó a disposición de los diputados.

En cuanto al uso de celulares, el proyecto establece que los efectivos solo podrán utilizarlos para fines estrictamente laborales. Se contemplan excepciones en situaciones de emergencia o casos debidamente protocolizados, aunque el objetivo principal es que la atención esté puesta en la tarea de prevención y control.

Respecto de las cámaras, se propone que no solo estén en los chalecos de los agentes, sino también en los patrulleros y otros vehículos oficiales. De esa manera, cada procedimiento quedaría registrado, reforzando la transparencia y ofreciendo una versión imparcial de los hechos.

Experiencias comparadas

La iniciativa no es aislada. En distintas fuerzas policiales del país y del mundo ya se aplican normativas similares. Algunos cuerpos regulan estrictamente el uso de dispositivos móviles durante el servicio, mientras que otros adoptaron las cámaras corporales como una herramienta habitual para auditar procedimientos.

El texto presentado en Neuquén destaca que la provincia ya cuenta con equipos oficiales de comunicación que permiten el contacto permanente con superiores y con el sistema de emergencias. Por eso, limitar los teléfonos personales no implicaría dejar a los policías incomunicados, sino ordenar y profesionalizar el uso de las herramientas disponibles.

Lo que viene

Ambos proyectos ingresaron por Mesa de Entradas y ahora dependen del análisis de los legisladores, que deberán decidir si prosperan en comisión. De aprobarse, implicarían un cambio en la rutina policial y en la relación con la ciudadanía, ya que cada intervención quedaría registrada y cada agente debería ajustar el uso de su teléfono particular a protocolos más estrictos.

La propuesta abre un debate sensible: cómo equilibrar la necesidad de modernizar y transparentar la labor policial sin afectar la operatividad de quienes trabajan en la calle. Lo cierto es que la discusión ya está planteada y, en un contexto de creciente demanda de seguridad, promete ocupar un lugar en la agenda política de la provincia.

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