Durante el velorio del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, una escena conmovedora capturó la atención mundial. La monja francesa Geneviève Jeanningros rompió el protocolo al acercarse al féretro del pontífice para orar y llorar en silencio. Su gesto espontáneo fue un destello en un momento que estaba reservado únicamente para cardenales, obispos y sacerdotes.
Sor Geneviève, de 82 años, es miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús. Ha dedicado más de medio siglo a trabajar con comunidades marginadas en Ostia, Roma. Su labor incluye acompañamiento a personas trans, prostitutas y feriantes, a quienes solía llevar a audiencias papales con Francisco. En 2024, logró que el Papa visitara un parque de atracciones en Ostia. Su compromiso con los más desfavorecidos está a la vista en su labor.
En medio de la pandemia del coronavirus, junto con el párroco Andrea Conocchia, la hermana Geneviève llamó a la puerta del cardenal Konrad Krajewski para que llevase ayuda a las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans: unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.
Un miércoles acompañó a un grupo de mujeres trans para que conociesen al papa. "Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella", contaba a los medios vaticanos. Además, consiguió que el Papa visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes.
El vínculo entre la hermana y Francisco tenía también otro punto de unión: la tía de Geneviève, Léonie Duquet, fue una de las monjas francesas desaparecidas durante la dictadura argentina en 1977. Este hecho marcó profundamente al entonces padre Jorge Mario Bergoglio, quien unos años antes de morir reconoció el impacto psicológico que esa época tuvo en su vida.
El emotivo momento en que Sor Geneviève se acerca al féretro para despedirse de su amigo el Papa Francisco fue captado en video y fue ampliamente difundido en redes sociales y medios de comunicación. Miralo.
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