La Universidad Nacional del Comahue (UNCo) atraviesa un período de tensión financiera luego de que las partidas nacionales destinadas al mantenimiento se redujeran desde octubre pasado. La medida obligó a la casa de estudios a cubrir gastos esenciales con recursos propios y generó dudas sobre la continuidad de servicios básicos, el cuidado de sus edificios y la preparación del ciclo académico 2026.

La rectora Beatriz Gentile explicó que la falta de transferencia de fondos para servicios como luz, gas y agua provocó atrasos en pagos indispensables y obligó a la universidad a asumir costos extraordinarios que no estaban contemplados en el presupuesto original. «Estamos igual e incluso un poco peor que principios de año», señaló Gentile ante el Consejo Superior, reflejando la magnitud del impacto.

El recorte presupuestario se traduce en un deterioro visible en distintos edificios de la universidad. Las recientes tormentas en el Alto Valle dejaron daños estructurales que debieron ser reparados de manera urgente, generando gastos adicionales fuera de las partidas regulares. Esta situación evidencia la fragilidad de la infraestructura frente a contingencias climáticas y pone en foco la necesidad de asegurar recursos estables para el mantenimiento preventivo y correctivo.

Además, la falta de fondos compromete la planificación de servicios internos y el funcionamiento diario de la universidad, desde laboratorios hasta áreas administrativas, generando incertidumbre sobre cómo se sostendrán estas operaciones durante los próximos meses.

Para reducir el impacto sobre los trabajadores, la UNCo implementó el pago de un bono no remunerativo de $100.000 dirigido a las categorías más rezagadas del personal docente y no docente. Este desembolso se financia mediante un convenio con el banco Credicoop, que aporta un canon por la administración de las cuentas sueldo, permitiendo que el apoyo llegue a quienes más lo necesitan sin afectar otras áreas críticas.

Por otro lado, los estudiantes también se encuentran en un escenario de expectativa respecto a las becas solicitadas para 2026. La universidad evalúa la asignación de estos recursos en función de las disponibilidades presupuestarias, intentando equilibrar las necesidades de los alumnos con las restricciones financieras impuestas por los recortes nacionales.

De cara al año próximo, la UNCo también debe avanzar con la planificación del proceso electoral de autoridades, previsto para mayo, cuando finaliza la gestión de Gentile. La intención de la casa de estudios es garantizar que, a pesar de los ajustes, la operatividad administrativa y académica se mantenga, priorizando el cumplimiento de obligaciones esenciales y la continuidad de los programas educativos.

La situación actual evidencia cómo los recortes de financiamiento nacional impactan directamente en la vida universitaria y en la gestión cotidiana de una institución pública, obligando a tomar decisiones rápidas y estrategias de contingencia que buscan sostener tanto la infraestructura como el bienestar de estudiantes y trabajadores.

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