La discusión en torno a las aplicaciones de transporte vuelve a ocupar el centro del debate en el Alto Valle. Este jueves 5 de junio, desde las 10 de la mañana, taxistas y remiseros de las provincias de Río Negro y Neuquén se reunen en una mesa de trabajo con el objetivo de diseñar una estrategia común ante lo que consideran una creciente “desregulación” del sector por parte de los gobiernos municipales y provinciales.

Representantes de asociaciones, empresas de taxis y remises, junto con trabajadores autoconvocados, apuntan directamente a la falta de respuesta de los funcionarios: “Hay ausencia de diálogo y cero empatía”, señalaron en un comunicado. Aseguran que las aplicaciones como Uber, Didi o Cabify operan sin los controles que a ellos sí se les exigen, y que la situación ya está afectando sus ingresos y la estabilidad del trabajo formal que ofrecen.

Una mesa que busca respuestas

El encuentro de hoy tiene un carácter organizativo y también simbólico. Será la primera vez en meses que se sienten en conjunto actores de ambas provincias, en un intento por unificar reclamos que, aunque locales, tienen raíces comunes.

“Queremos control y postergación de las apps comerciales. No estamos en contra de la tecnología, pero sí del desequilibrio que genera la falta de reglas claras”, sostuvo Alejandro Cavallotti, dueño de una empresa de taxis neuquina, en declaraciones radiales.

Desde el sector aseguran que la situación no da para más. “Estamos agotando todos los recursos. No queremos ir al paro ni a una guerra entre trabajadores”, agregó Cavallotti. Sin embargo, no descartan medidas más drásticas si no obtienen una respuesta concreta luego del encuentro.

Competencia desigual y reclamos postergados

En el fondo del conflicto subyace un modelo de negocio disruptivo, que desde hace años desafía las formas tradicionales de transporte. Las plataformas de movilidad suelen argumentar que ofrecen opciones más eficientes y accesibles, pero los trabajadores del volante retrucan con cifras: pagan licencias, seguros comerciales, impuestos y controles técnicos, mientras que, aseguran, las apps muchas veces esquivan esas exigencias.

“Somos un rubro que genera empleo genuino y que tributa a las economías locales. No pedimos privilegios, pedimos igualdad de condiciones”, señalaron desde las asociaciones convocantes.

La frase que circula entre los participantes resume el espíritu del encuentro: “Los taxistas unidos jamás seremos excluidos”. Es una declaración de principios, pero también un recordatorio: detrás del debate por las apps hay cientos de familias que dependen del volante como único sustento.

Mientras tanto, el transporte urbano de la región sigue sumido en una tensión que se arrastra desde hace tiempo y que, por ahora, no parece tener una salida consensuada.

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