La producción en Vaca Muerta estuvo a punto de detenerse esta semana. El Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa había lanzado un paro para los días 30 y 31 de julio en rechazo a despidos y suspensiones masivas. La medida fue desactivada tras la intervención del Ministerio de Capital Humano, que dictó la conciliación obligatoria por 15 días. Sin embargo, la protesta sindical dejó al descubierto un escenario más profundo: la reconfiguración del empleo petrolero en medio de un récord de producción.
Según el gremio que conduce Marcelo Rucci, la actividad en la formación no convencional atraviesa una etapa de transición que está siendo utilizada por las empresas para reducir personal. Denuncian más de 1.200 despidos y al menos 2.000 suspensiones, en muchos casos con salarios reducidos al mínimo. “Esto no es una crisis, es una decisión empresarial de dejar de ganar. Pero los que pagan el costo son los trabajadores”, afirmó el dirigente.
Una cuenca en crecimiento que ajusta su estructura laboral
Vaca Muerta, que ya aporta más del 60% del petróleo producido en el país, alcanzó este año el objetivo de los 600.000 barriles diarios que se había proyectado recién para 2026. El crecimiento es innegable, pero se da en paralelo con una reducción en las etapas de perforación y terminación de pozos, lo que impacta de lleno en el empleo directo.
El sindicato sostiene que las empresas están “vaciamiento técnico” de sectores completos, especialmente en las áreas de servicios especiales y contratistas. La explicación oficial es que hay una disminución temporal en la actividad hasta que se habiliten nuevos ductos y obras de evacuación en los próximos meses. Pero para el gremio, esta reconfiguración no contempla una estrategia de contención laboral.
“Hemos tratado por todos los medios de construir un puente al 2026 para sostener los puestos de trabajo, pero no hemos sido escuchados. Hoy tenemos compañeros en sus casas, cobrando el básico pelado. Todos sabemos que eso es el preludio de más despidos”, señaló Rucci.
Conciliación obligatoria y un conflicto que sigue latente
El comunicado oficial del Gobierno nacional informó que la medida de conciliación rige desde el 30 de julio a las 9 de la mañana y se extenderá por 15 días. Durante ese período, se suspenden todas las medidas de fuerza y las empresas deben asegurar la continuidad de los servicios. El objetivo, según la Secretaría de Trabajo, es “preservar la paz social” y evitar una crisis en una actividad estratégica para el país.
A pesar de la suspensión del paro, el malestar sigue latente en los yacimientos. El sindicato insiste en que no se puede hablar de ninguna solución si no se garantiza la reincorporación de los despedidos y se suspenden los ajustes. “Vaca Muerta solo va a ser sostenible si incluye a los trabajadores como una herramienta central. Si no, la están rompiendo. Y si la tenemos que romper nosotros, no tenemos problema en hacerlo”, advirtió Rucci.
En Neuquén, epicentro de la actividad no convencional, el conflicto mantiene en alerta a toda la cadena productiva. Desde operadoras hasta pymes proveedoras observan con preocupación la posibilidad de nuevos conflictos si no se alcanza un acuerdo. Por ahora, la producción sigue en marcha. Pero el clima en los yacimientos está lejos de ser estable.
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