El barrio Villa María, uno de los más antiguos de la capital neuquina, acaba de cerrar una etapa que parecía interminable: las calles de tierra, los charcos que se transformaban en lagunas y la falta de conexión entre dos arterias claves, Olascoaga y La Pampa. La Municipalidad finalizó las obras de pavimentación e infraestructura en la intersección de Ceferino Namuncurá y San Luis, un tramo de apenas 200 metros que, sin embargo, significó mucho más que asfalto nuevo.

Los trabajos incluyeron soluciones pluviales para evitar la acumulación de agua, badenes, bocacalles y un manejo especial de pendientes. Todo esto permitió resolver una problemática hidráulica histórica y habilitar la circulación fluida en un sector que, hasta hace poco, obligaba a los vecinos a convivir con barro, anegamientos y accesos bloqueados a sus viviendas.

“Este es un barrio de muchos años, uno de los más antiguos que tiene la ciudad. Aquí había varios problemas por resolver porque en este lugar se hacía una laguna cuando llovía, todo esto era de tierra y, además, no había conectividad entre Olascoaga y La Pampa. Son tres problemas importantes que se resolvieron para Villa María”, explicó María Pasqualini, secretaria de Jefatura de Gabinete.

La funcionaria destacó que el municipio priorizó la solución hidráulica antes de avanzar con el asfalto, y subrayó el rol de las cuentas ordenadas para concretar obras de este tipo. “El superávit va a resolver estas cuestiones: nuevas calles de asfalto, avenidas troncales y dar solución en barrios consolidados”, agregó.

En la misma línea, la subsecretaria de Infraestructura, Mariel Bruno, remarcó que el trabajo fue más complejo de lo que aparenta: “Si bien comprende pocos metros, contiene varias soluciones interesantes para el sector. Una de las principales tiene que ver con el manejo pluvial: esta esquina solía acumular agua por una cuestión de pendiente, lo que generaba serios inconvenientes”.

El desafío del arroyo y un reclamo histórico

El sector está atravesado por el arroyo Villa María, que corre entubado bajo la superficie. “Literalmente estamos parados sobre el arroyo. El entubamiento con bóvedas de acero impide intervenir directamente sobre él, por eso tuvimos que resolverlo de manera superficial”, explicó Bruno.

La estrategia consistió en la construcción de badenes y la corrección de pendientes para que el agua escurra naturalmente hacia el arroyo. Recién después de resolver esa parte, se avanzó con la pavimentación.

La obra respondió también a un pedido sostenido por los vecinos del barrio, quienes reclamaban accesibilidad a sus garajes y una conexión segura entre calles internas y avenidas principales. “Incluso este reclamo había llegado al Concejo Deliberante para autorizar una intervención sobre el canal. Hoy podemos decir que hemos dado una respuesta concreta a esa demanda”, señaló Bruno.

Un cambio en la vida cotidiana

El asfalto se terminó hace diez días y ya se perciben los beneficios en la rutina de los habitantes de Villa María. Pasqualini lo resumió en pocas palabras: “Es una mejora para la vida cotidiana de los vecinos que todos los días llegan a sus casas”.

Aunque la intervención midió apenas 200 metros, la combinación de soluciones técnicas, conectividad y pavimento la convierten en un cambio profundo para el barrio. La esquina donde antes se formaba una laguna hoy se presenta como un punto de unión y acceso, marcando un antes y un después en la infraestructura urbana de la zona.

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