Por Silvana Reñones (*)

El Voto por Correo se ha convertido en un tema candente para los argentinos que residen fuera del país, pero la situación ha tomado un giro inesperado. El pasado 28 de noviembre, el Congreso Argentino no logró alcanzar el quórum en una sesión especial que debía discutir el tan esperado proyecto de ley de Voto por Correo, impulsado por Fernando Iglesias (PRO).

A pesar de haber obtenido un dictamen favorable en agosto, esta vez el proyecto se quedó en el camino, ya que tampoco se incluyó en los temas a tratar en las sesiones extraordinarias convocadas por el gobierno nacional.

Este proyecto, respaldado por bloques como el libertario, PRO, Coalición Cívica y Hacemos Coalición Federal, propone más de 60 artículos que buscan garantizar que los argentinos en el extranjero puedan votar en todas las elecciones nacionales con los mismos derechos que sus compatriotas en el país.

Sin embargo, para que esto se materialice, el Poder Ejecutivo deberá asegurar los recursos necesarios.

La propuesta no solo simplificaba la inscripción en el Registro de Electores en el Exterior, sino que también mantenía el Voto por Correo como una opción accesible.

Los residentes en el exterior debían inscribirse entre 150 y 90 días antes de las elecciones, ya sea en persona en su embajada o consulado, o a través de un registro digital que la Cámara habilitaría. Para emitir su voto, tendrían la opción de enviar su sobre por correo o dejarlo en los buzones de las representaciones diplomáticas. Además, se implementarían medidas para garantizar la integridad del voto, como el uso de sobres múltiples, y se aseguraría un escrutinio transparente.

El escrutinio de todos los votos se realizaría en la mesa de votación, siguiendo el modelo tradicional del Código Electoral Nacional, sin perjuicio del escrutinio definitivo que estaría a cargo del Juez Electoral o la Junta Nacional Electoral, según corresponda.

¿Cómo votan los argentinos en el exterior?

La Ley Nº 24.007, promulgada en 1991, marcó un hito en el derecho electoral argentino al permitir que los argentinos que residen en el extranjero puedan votar en las elecciones nacionales, siempre que se inscriban en el Registro de Electores Residentes en el Exterior. Esta ley otorga amplias facultades al Poder Ejecutivo para reglamentar el proceso electoral, lo que ha llevado a diversas interpretaciones según la coyuntura política.

A lo largo de los años, varios decretos han modificado las modalidades de inscripción y emisión del sufragio para los argentinos en el exterior. A partir de 2017, la inscripción se volvió automática al actualizar el domicilio en el DNI, lo que permitió que más de 360.000 ciudadanos estuvieran habilitados para votar en las elecciones legislativas de ese año, marcando un récord histórico.

Además, el Decreto 45/2019 introdujo el voto por correo postal, una opción que facilitó la participación de los argentinos en el extranjero, aunque no estuvo exenta de controversias legales.

En las elecciones de 2019, más de 385.000 argentinos estaban habilitados para votar, de los cuales 49.300 lo hicieron, incluyendo más de 9.000 mediante la nueva modalidad postal, lo que representó un incremento del 360% en comparación con las elecciones de 2015.

Es  bueno  aclarar  que  la  puesta  en  marcha  de  este  decreto  no  estuvo  exenta  de obstáculos.  A  los  pocos  días  de  su  publicación  el  Partido  Justicialista  presento  una acción  de  inconstitucionalidad  que  fue  receptada  en  primera  instancia  por  la  Jueza Federal Servini de Cubría.

¿Por qué lo eliminó Alberto Fernández?

Sin embargo, la  Cámara  Nacional  Electoral  revoco  dicho  fallo,  de  manera  parcial,  y  sostuvo  que  la modalidad  de  voto  por  correo  es  una  modalidad  extendida  en  el  mundo  y  su reglamentación no puede considerarse inconstitucional. A pesar de ello, esta opción fue eliminada en el gobierno de Alberto Fernández, mediante el decreto 189/2021.

Actualmente, los argentinos con DNI y domicilio en el exterior están automáticamente habilitados para votar en las elecciones generales, aunque no en las PASO.

El voto es optativo y se realiza de forma presencial en la representación consular correspondiente. Los electores pueden consultar su sede de votación en una web oficial. A diferencia de los extranjeros en Argentina, que solo votan por cargos locales, los argentinos en el exterior eligen presidente, diputados y senadores, con el distrito asignado según el último domicilio acreditado o el lugar de nacimiento.

Para votar, hay que tener DNI, domicilio en el exterior y ser mayor de 16 años. Las urnas están abiertas de 8 a 18 horas, según el horario local. La boleta única incluye el distrito electoral y la categoría de candidatos.

Los países con más argentinos registrados son Estados Unidos (90.382) y España (85.388), mientras que Dinamarca (481) y Vietnam (33) tienen números más bajos. En 2023, había 448.896 argentinos habilitados para votar en el exterior, un aumento del 17% desde 2019.

Voto en el exterior: distancias y participación

Cuando se habla de obstáculos en el voto en el exterior, se refiere a la necesidad de dirigirse presencialmente al Comicio Electoral correspondiente. Por ejemplo, un argentino que viva cerca de Madrid deberá acercarse al consulado argentino en la capital, ya que no existe la opción de voto por correspondencia.

Esta situación indudablemente impacta en la  participación electoral. Aunque en términos generales la participación es baja, cuando se implementó el voto por correo en 2019, de 385.000 electores habilitados,  votó el 13% (alrededor de 50.000 personas), quintuplicando el escaso registro de 10.000 votantes en las elecciones de 2015.

Eliminada la opción de votar por correo en el 2021, sobre un total de 410.000 argentinos habilitados para votar alrededor del mundo, sólo el 5% acudió a las urnas.

En el  2023, la participación fue del 10%, superando las expectativas de la oposición. En las elecciones presidenciales de octubre, casi 51.000 argentinos votaron, siendo Patricia Bullrich la candidata más votada, seguida por Javier Milei. Durante el ballotage, Milei logró 37.413 votos, equivalentes al 74,4% del total, según la Cámara Nacional Electoral.

El mecanismo del voto en el mundo

Casi 150 años después de que el estado de Wisconsin en Estados Unidos aprobara la primera ley que permitía el voto “fuera de la patria” para soldados en la Guerra Civil, un total de 111 países han abierto la puerta a sus ciudadanos en el exterior para que ejerzan su derecho al voto.

Sin embargo, la realidad es que no todo es tan sencillo, y muchos enfrentan desafíos significativos al intentar participar en el proceso electoral.

De estos 111 países, dos tercios permiten que todos sus ciudadanos en el exterior voten, mientras que un tercio impone restricciones, como un tiempo mínimo de residencia o limitaciones a determinadas categorías de votantes.

Un claro ejemplo de esta problemática es Venezuela, que en las elecciones presidenciales del 28 de julio pasado habilitó solo a 69.211 venezolanos en el exterior para votar, una cifra que se queda corta frente a los aproximadamente ocho millones de venezolanos que han emigrado, según datos de la ONU.

Los expatriados generalmente pueden votar en elecciones nacionales, pero algunos países, como Irlanda y Rusia, van más allá e incluyen referendos y elecciones subnacionales. Las modalidades de votación son variadas: el voto personal, que requiere la presencia física del elector, es común en países como Afganistán y Argentina.

Por otro lado, el voto postal permite a los ciudadanos votar desde casa, aunque enfrenta desafíos de costo y confiabilidad, como ocurre en Canadá y México. También existe el voto por delegación, donde un apoderado vota en nombre del elector, y el voto electrónico, que se encuentra en fase de prueba en naciones como Estonia y Francia, aunque la seguridad sigue siendo un tema de preocupación.

El costo por cada voto

A pesar de las innovaciones tecnológicas, el voto desde el extranjero resulta significativamente más costoso que el voto nacional. Mientras que las elecciones en el país suelen costar entre 1 y 2 dólares por votante registrado, el costo del voto en el extranjero puede oscilar entre 5 y 20 dólares, dependiendo del método utilizado.

Este alto costo puede limitar la participación de muchos ciudadanos y, aunque no debería ser la razón para desestimar el voto en el extranjero, sí representa un obstáculo adicional.

Quienes promueven la vuelta del voto por correo para los argentinos residentes en el exterior, se apoyan en las experiencia surgida a partir de la introducción de este mecanismo en el 2.019, para sostener que este sistema ha demostrado ser clave para facilitar el ejercicio del derecho al sufragio en Argentina, destacando que  es esencial que todos los argentinos, sin importar su ubicación, tengan igualdad de oportunidades para participar en la construcción del futuro nacional.

(*) Abogada neuquina y especialista en Derecho Electoral

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