Zapala ya tiene su propio estandarte. En una ceremonia cargada de emoción, el Cine Teatro Municipal “Amado Sapag” fue el escenario donde vecinos, autoridades y artistas locales presenciaron la presentación oficial de la bandera que a partir de ahora representará a la ciudad. El diseño ganador fue creado por Matías Germán Suárez Caminaur, quien plasmó en el lienzo tres íconos que resumen la identidad local: el Cerro Michacheo, la rotonda de los primeros pobladores y el pehuén, símbolo natural de la región.

El acto estuvo encabezado por el intendente Carlos Koopmann y el gobernador Rolando Figueroa, quienes destacaron que la bandera es mucho más que un símbolo gráfico: es un punto de encuentro entre la historia, la geografía y el sentimiento de pertenencia. Suárez Caminaur recibió un premio de dos millones de pesos, junto con una placa y un diploma de honor.

La bandera surgió de un concurso convocado por el municipio, que recibió 39 propuestas de vecinos y vecinas. El jurado estuvo integrado por la secretaria de Cultura, María José Rodríguez; las historiadoras locales Tita Volk y Federica Toscani; Gabriela Aliaga, presidenta de la Comisión de Cultura del Concejo Deliberante; y Mariela Andrade, subsecretaria de Cultura.

Koopmann celebró el logro como “una deuda pendiente que teníamos los zapalinos y zapalinas”, asegurando que el diseño “es una síntesis clara de lo que somos y lo que nos representa”. El intendente también remarcó que la elección no fue fácil y agradeció el trabajo del jurado.

Por su parte, Figueroa subrayó que “es un sueño representar la identidad de la ciudad en una bandera” y que el trabajo del diseñador “expresó el sentir de todo un pueblo”. La secretaria de Cultura recordó que la idea surgió a partir de un proyecto del vecino Osvaldo Beroisa y que, tras un proceso de escucha y diálogo, se decidió concretarlo mediante la participación ciudadana.

El significado detrás del diseño

El diseño de Suárez Caminaur no es casual ni meramente estético: cada elemento fue pensado para contar la historia y el presente de Zapala. En el centro, el Cerro Michacheo se alza como una figura inconfundible para quienes viven en la ciudad o la visitan. Este macizo natural no solo es un punto de referencia geográfica, sino que encierra un fuerte valor simbólico como “puerta de entrada” a la localidad. Su presencia en la bandera busca reflejar la fortaleza y permanencia de la comunidad zapalina, que, como el cerro, resiste el paso del tiempo.

El pehuén o araucaria es otro de los protagonistas. Emblema natural de la provincia de Neuquén, su inclusión recuerda que Zapala es reconocida como el “Portal de la Ruta del Pehuén”, un circuito turístico y cultural que une a distintas localidades y comunidades mapuches bajo el mismo símbolo vegetal. El árbol, además, es una referencia viva a la naturaleza que rodea a la ciudad y a las tradiciones que la vinculan con la tierra y sus frutos, como el piñón.

La rotonda de los primeros pobladores, con su monumento central, es un homenaje tangible a las familias pioneras que dieron forma a la ciudad. Representa la convergencia de rutas y caminos que han hecho de Zapala un punto estratégico de conexión en la provincia. Su ubicación en el corazón neuquino simboliza ese papel de articulador entre distintas regiones.

En cuanto a la paleta de colores, el celeste y blanco evocan la identidad nacional, integrando la bandera local en el marco de los símbolos patrios. El marrón, en cambio, tiene un significado profundamente territorial: representa la tierra zapalina, árida y vasta, que ha condicionado la vida, el trabajo y el carácter de su gente.

El resultado es un emblema que condensa geografía, historia, cultura y orgullo local. Una síntesis visual que, según su autor, “busca que cualquier zapalino que la vea, dentro o fuera de la ciudad, sienta que está viendo un pedazo de su hogar”.

Un acto que también fue un espectáculo cultural

La presentación incluyó un video artístico con música original del compositor local Matías Hermosilla y la participación de la Compañía de Danzas Folclóricas Zapala y el Estudio de Danza y Arte Groove, bajo la dirección de Daiana Yezzi. Las imágenes se filmaron en escenarios naturales como el Cerro Michacheo, la rotonda de los primeros pobladores y Primeros Pinos.

Entre los protagonistas estuvo Alicia Trannack, integrante de una de las familias pioneras de la localidad, sumando un toque histórico y afectivo al evento.

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