La situación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Arroyito, vuelve a instalarse en la agenda pública. Este martes 26 de agosto, la Seccional Senillosa-Arroyito-El Chocón de ATE y la Junta Interna de la PIAP realizarán una protesta frente a la Casa de Gobierno en el centro de Neuquén. La convocatoria está prevista a partir de las 10 de la mañana y busca visibilizar la incertidumbre que atraviesan los trabajadores, quienes exigen la reactivación de la planta y la protección de los puestos laborales.
El reclamo no es nuevo, pero en las últimas semanas se intensificó. Los empleados aseguran que la falta de definiciones sobre el futuro de la PIAP se traduce en salarios pagados en cuotas, recorte del transporte y un horizonte laboral cada vez más difuso. “Por la reactivación de la PIAP y la defensa de los puestos de trabajo”, sintetizaron en un comunicado oficial desde la seccional de ATE que organiza la medida.
La preocupación principal pasa por la estabilidad económica del personal. Jonatan Valenzuela, secretario gremial y vocero de la protesta, explicó que los trabajadores comenzaron a cobrar en cuotas, situación que deteriora sus ingresos en un contexto de inflación persistente.
A este panorama se suma la reducción del transporte hacia la planta. Según detalló Valenzuela, la empresa recortó en un 80% los servicios que trasladan al personal hasta el complejo industrial, lo que en los hechos se interpreta como un mecanismo de ajuste encubierto. “Es una reducción indirecta de personal”, advirtió el dirigente sindical, quien remarcó que la medida obliga a muchos empleados a buscar alternativas por cuenta propia para llegar a su lugar de trabajo.
Los gremialistas consideran que estas señales no hacen más que anticipar un proceso de desmantelamiento de la planta, cuya actividad lleva años en pausa. Por eso, insisten en que la protesta no se trata solo de un reclamo salarial, sino de la defensa de una fuente laboral clave para la región.
Expectativas por el acuerdo con una empresa canadiense
A pesar de este escenario adverso, los trabajadores aún depositan sus expectativas en un acuerdo que fue anunciado en mayo de este año. En ese momento, el Gobierno nacional y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) informaron un principio de entendimiento con una empresa canadiense para la provisión de agua pesada.
El entendimiento fue presentado como “un paso importante” para el futuro de la planta y para la provincia de Neuquén. Sin embargo, con el correr de los meses, los avances concretos parecen haberse diluido y los empleados aseguran que hasta ahora no hubo señales firmes de reactivación.
La PIAP fue concebida en los años ochenta como la planta productora de agua pesada más grande del mundo, un insumo estratégico para las centrales nucleares. Su paralización dejó a cientos de familias en una situación de inestabilidad que, según denuncian desde ATE, se prolonga demasiado en el tiempo.
Una protesta que busca instalar el debate
La jornada de visibilización de este martes no será la primera ni, probablemente, la última. Desde ATE anticiparon que si no hay respuestas concretas por parte de las autoridades, continuarán con medidas de presión.
Los manifestantes buscarán que el reclamo tenga impacto político y que el tema se instale en la agenda provincial y nacional. Para los trabajadores, la discusión no se limita a un problema local, sino que involucra la política energética y nuclear del país en su conjunto.
En este contexto, la protesta frente a Casa de Gobierno se perfila como un nuevo capítulo en una larga lucha por la defensa de la PIAP. Una vez más, el centro de Neuquén será escenario de un reclamo que combina la urgencia de los salarios con la necesidad de un plan concreto para reactivar la planta y garantizar el futuro laboral de cientos de familias.
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