El municipio de Cipolletti avanza con una iniciativa que promete generar debate: la prohibición de los cuidacoches informales, conocidos popularmente como “trapitos”. El proyecto, presentado por el intendente Rodrigo Buteler, busca modificar el Código de Faltas Municipal con el fin de ordenar el espacio público, reducir conflictos y reforzar la seguridad urbana. Según datos oficiales, en tan solo un mes se recibieron más de 500 denuncias de vecinos que reportaron situaciones de intimidación o violencia vinculadas a esta actividad.

El Ejecutivo municipal sostiene que la medida no apunta a criminalizar la pobreza, sino a poner límites a prácticas que, según la gestión, afectan la convivencia cotidiana. “Recibimos más de 500 denuncias por personas que consumen alcohol o drogas en la vía pública, que generan disturbios o exigen dinero a los automovilistas”, explicó Buteler. Agregó que las quejas se concentraron en áreas sensibles como escuelas, bancos y zonas comerciales, donde los vecinos manifestaron sentirse inseguros o incómodos.

Un reclamo que crece en las calles

El intendente señaló que la decisión responde a una demanda social que se repite en distintos barrios de la ciudad. “Los cipoleños quieren una ciudad ordenada, donde se pueda transitar sin conflictos. No podemos permitir que el espacio público se convierta en un lugar de disputa o temor”, afirmó.

La propuesta incluye sanciones para quienes realicen la actividad sin autorización y habilita la intervención de la Secretaría de Fiscalización y, si es necesario, de la Policía de Río Negro. También prevé la implementación de operativos conjuntos una vez que la ordenanza sea aprobada por el Concejo Deliberante.

Desde el municipio aclararon que el objetivo es acompañar a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles alternativas sociales a través de programas municipales. “Queremos brindar asistencia a quienes la necesiten, pero no podemos dejar que el desorden avance. Cipolletti tiene que recuperar la tranquilidad y la confianza de sus vecinos”, sostuvo Buteler.

Debate entre seguridad y contención social

La iniciativa no es aislada. Otras ciudades del país ya aplicaron medidas similares para restringir o prohibir la presencia de cuidacoches informales, en un contexto donde la inseguridad y la convivencia urbana se convirtieron en temas centrales del debate público. En la mayoría de los casos, estas ordenanzas buscan equilibrar dos necesidades: la protección de los ciudadanos y la inclusión de quienes recurren a este tipo de trabajos informales como sustento económico.

En el caso de Cipolletti, la propuesta será tratada por el Concejo Deliberante en las próximas semanas. Allí se espera una discusión que combine aspectos legales, sociales y operativos. Algunos concejales adelantaron que pedirán informes sobre los alcances de la norma y sobre los mecanismos de asistencia a las personas afectadas.

Mientras tanto, la iniciativa ya comenzó a generar posiciones divididas entre vecinos: hay quienes valoran la medida por entenderla como un paso hacia una ciudad más segura, y quienes advierten que sin acompañamiento social solo se desplaza el problema.

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