En su cadena nacional por el primer año de gestión, el presidente Javier Milei lanzó una frase que generó un fuerte impacto: aseguró que en 2025 su gobierno eliminará el 90% de los impuestos. Pero la emoción duró poco.

Al otro día, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, se encargó de bajarle la espuma al anuncio.

"No está hablando de eliminar 90 por ciento cuantitativamente, sino en términos de la cantidad de instrumentos", aclaró Sturzenegger en declaraciones a Radio Mitre, generando el clásico "pero no era lo que dijeron anoche" en quienes habían festejado la idea de un Estado casi sin impuestos.

La corrección no es menor, ya que el impacto real de la reforma no tendría impacto en el bolsillo de los contribuyentes.

¿Qué quiso decir Milei?

En la cadena nacional, Milei afirmó:

"Mi equipo está terminando en estos días una reforma impositiva estructural que reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales y le devolverá a las provincias la autonomía impositiva que nunca debieron haber perdido".

La promesa, que sonó a eliminación masiva de la carga fiscal, fue interpretada como una bajada radical de la presión tributaria. Pero con la aclaración de Sturzenegger, la historia cambia: la cantidad de impuestos se reducirá, pero no necesariamente su peso sobre los contribuyentes.

Menos impuestos, pero no menos carga

El razonamiento del ministro es claro. No se trata de eliminar el 90% de la recaudación, sino de reducir la cantidad de figuras tributarias.

Es decir, se agruparán varios impuestos en pocos grandes tributos. Este enfoque apunta a simplificar el sistema impositivo, pero no implica menos presión fiscal.

Sturzenegger fue más explícito:

"Tenemos una estructura tributaria muy compleja, con un montón de impuestos que recaudan muy poco, y es momento de empezar a simplificar y concentrarse en los impuestos más importantes".

¿Qué queda en pie?

Con este esquema, es poco probable que desaparezcan los pesos pesados como el IVA, el Impuesto a las Ganancias, Bienes Personales o incluso los cuestionados Derechos de Exportación (retenciones).

El impuesto inflacionario, como se conoce al efecto del aumento de precios sobre la recaudación, tampoco tiene un botón de “off” inmediato, ya que la inflación no se disipa por decreto.

En otras palabras, la recaudación del Estado no se verá afectada de inmediato, pero sí la forma en la que se recauda. Donde antes había 10 impuestos que generaban ruido administrativo, podría haber solo uno o dos.

El truco detrás de la promesa

Prometer la eliminación del 90% de los impuestos es políticamente atractivo. La gente imagina menos retenciones, menos IVA y menos descuentos en sus salarios. Pero la aclaración de Sturzenegger muestra que el impacto real será más cosmético que económico.

Este tipo de anuncios no es nuevo. Muchos gobiernos han prometido "simplificación tributaria", pero eso no siempre significa pagar menos. A veces significa pagar lo mismo, pero con otro nombre.

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