A un mes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, y con encuestas en la mano que no lo favorecen, Javier Milei salió al ruedo con un acto que combinó tono de campaña, ajuste discursivo y provocaciones. Fue durante una cena organizada por la Fundación Faro, el think tank que dirige Agustín Laje y que funciona como usina ideológica y recaudadora para La Libertad Avanza.

En el escenario, con luces bajas y rodeado de empresarios afines, Milei aprovechó para justificar los recientes vetos a las leyes que beneficiaban a jubilados, personas con discapacidad y deudores de aportes previsionales.

“Los que reclaman por las jubilaciones son los mismos que dejaron haberes de 80 dólares. Hoy están arriba de 320 y hay salarios de 1100. ¿No se llega a fin de mes? Eso es un discurso sensiblero. Si fuera cierto, las calles estarían llenas de cadáveres”, lanzó.

El presidente fue más allá y trató a sus opositores de “zombis que tienen parásitos mentales”. También anunció que desde la Fundación Faro enviarán equipos de “24 reformistas” a las provincias para revisar “qué impuestos provinciales y municipales se pueden dejar de cobrar” y “cuántos ñoquis sobran”. La coordinación de ese grupo estará en manos de Felipe Núñez, actual asesor del Ministerio de Economía.

Campaña disfrazada de cena

Aunque se trató de un evento cerrado y de bajo perfil, en Casa Rosada lo leyeron como el primer acto de campaña nacionalizado de cara a las elecciones bonaerenses. “El 7 de septiembre será el piso”, dijo Milei, en alusión a la fecha de votación, y agregó que “hay que ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo”.

Con especial énfasis en la provincia de Buenos Aires, donde su espacio dice estar “diez puntos abajo” y con malos pronósticos en la segunda, tercera y cuarta sección electoral, Milei respaldó al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, como su carta fuerte en la primera sección, y dedicó varios minutos a atacar al gobernador Axel Kicillof.

“Esta gente son zombies. El partido del Estado lleva décadas inoculando parásitos. Son comunistas, como el enano soviético de Kicillof”, expresó sin matices. Y redobló: “Tenemos el mandato de desarmar los tentáculos, porque la guillotina de la igualdad es sanguinaria, violenta y empobrecedora”.

Defensas y acusaciones

A los cuestionamientos por los vetos a las leyes de contenido social, Milei respondió con una defensa técnica del equilibrio fiscal. “Violar la restricción de presupuesto no es de desalmado, lo otro sería peor. Si no, lo financiás con deuda, condenando a la miseria a los futuros, o con emisión, condenando a los más vulnerables, como los adultos mayores”, justificó.

Además, cuestionó las candidaturas testimoniales del oficialismo bonaerense y no descartó que haya fraude electoral: “Están dispuestos a hacer fraude porque se vota con otro sistema, no es boleta electrónica”, advirtió.

Sobre el cierre, el presidente comenzó a trabajar un discurso que le permita celebrar una derrota: “La elección en Buenos Aires será importante porque va a significar el techo del kirchnerismo y para nosotros el piso”.

Con el mensaje claro de que la contienda bonaerense define el rumbo nacional, Milei activó la estrategia de nacionalizar la campaña y hacer del bastión peronista el escenario para dar la próxima batalla cultural y política de su gobierno.

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