Diez años después de iniciado el caso, la Corte de Apelaciones de Nueva York debe decidir si mantiene en suspenso la orden de la jueza Loretta Preska que obliga a la Argentina a entregar el 51% de las acciones de YPF como pago de la indemnización de US$ 16.100 millones por la expropiación realizada durante el gobierno de Cristina Kirchner.
La decisión puede inclinarse hacia tres escenarios: que continúe la cautelar que frena el traspaso de acciones; que se ejecute la entrega inmediata; o que se mantenga la medida, pero reemplazando las acciones por otros activos, como bonos de mediano o largo plazo.
Si la Corte mantiene la suspensión, el caso tendrá otra instancia para definir el traspaso. Si no lo hace, el Gobierno podrá intentar un acuerdo con los acreedores o enfrentar el riesgo de desacato, con eventuales embargos a reservas del Banco Central, bloqueo en los mercados de capitales y acciones contra activos de YPF.
Un litigio que suma US$ 2 millones diarios en intereses
El juicio no discute el derecho de Argentina a expropiar, sino el incumplimiento de la Oferta Pública de Adquisición prevista en el estatuto de YPF, que protegía a los accionistas donde cotiza la compañía: Wall Street. Según Preska, esa omisión perjudicó a inversores y habilita el litigio en Estados Unidos.
El conflicto remonta a la privatización de YPF en 1993 bajo el gobierno de Carlos Menem, cuando se recaudaron US$ 1.100 millones bajo leyes estadounidenses. Años después, el Grupo Petersen adquirió el 25% de YPF con financiamiento de Repsol y bancos internacionales, pero la expropiación de 2012 eliminó el pago de dividendos.
El rol de Burford Capital
En 2015, tras la quiebra de Petersen, el derecho a litigar fue subastado en España y adjudicado a Burford Capital, una firma que financia juicios internacionales. Burford también sostiene el reclamo de Eton Park, otro accionista.
Aunque Burford no es dueño de las demandas, recibirá el 70% de lo que se cobre. El resto irá a la quiebra de Petersen, cuyo pasivo con los bancos supera lo que podría recibir.
Según fuentes cercanas a los Eskenazi, la familia aportó US$ 100 millones propios en la operación original, dato que aseguran está documentado.
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