Neuquén cerró julio con una inflación del 2,1 %, exactamente igual que el mes anterior, según los datos de la Dirección Provincial de Estadística y Censos. La repetición del índice, que a simple vista podría interpretarse como un signo de estabilidad, en realidad es la confirmación de un problema que no afloja: los precios se mantienen altos y las familias siguen perdiendo poder adquisitivo. El acumulado de los primeros siete meses del año ya llega al 21,4 %, y la variación interanual trepa al 45,4 %, cifras que muestran que, más allá de los discursos oficiales, el costo de vida en la provincia sigue subiendo a un ritmo que no da respiro.
Esta inflación provincial, además, supera nuevamente el promedio nacional —1,9 % en julio—, dejando en evidencia que las subas no responden solo al contexto económico del país, sino también a factores locales que empujan los precios hacia arriba. Los aumentos más fuertes se registraron en rubros esenciales como vivienda, agua, electricidad y gas, que subieron 4,3 % en un solo mes. Dentro de ese grupo, los alquileres se dispararon un 8 %, alcanzando un alarmante 160,1 % interanual. En transporte también hubo subas importantes, consolidando un escenario donde el gasto fijo de cualquier hogar neuquino se vuelve cada vez más difícil de afrontar.
Vivienda y transporte: los aumentos que no dan tregua
El rubro vivienda, agua, electricidad y gas fue el principal impulsor del índice, con un incremento del 4,3 % en julio y un aporte de 0,74 puntos porcentuales al total. Dentro de este grupo, los alquileres escalaron un 8 % en solo un mes y acumulan un inédito 160,1 % interanual, una cifra que deja a muchas familias contra las cuerdas.
El transporte también mostró subas significativas, en un contexto donde el costo de moverse dentro y fuera de la ciudad es cada vez más alto. Estos aumentos, sumados a la presión de las tarifas de servicios esenciales, hacen que cualquier intento de orden en el presupuesto familiar sea prácticamente imposible.
Otros rubros: pequeños alivios que no compensan
En alimentos y bebidas no alcohólicas, la suba fue del 1,5 %, por debajo del promedio general. Sin embargo, el dato no alcanza para compensar el peso de los servicios en la inflación general. Algunos productos como frutas y verduras bajaron por cuestiones estacionales, mientras que la carne picada y el pollo subieron, afectando el gasto diario.
Ropa y calzado tuvieron bajas temporarias, pero otros sectores, como educación (+2,8 %) y bienes y servicios regulados (+2,9 %), sumaron más presión al índice.
Neuquén, siempre por encima
La inflación neuquina lleva varios meses ubicándose por encima de la media nacional, lo que evidencia que la problemática no es solo un reflejo de la economía argentina, sino que tiene componentes propios. El peso de los servicios, los alquileres y el transporte en el índice provincial sugiere que la gestión local no logra contener los costos más básicos.
La continuidad de este escenario erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados, mientras las soluciones estructurales siguen postergadas. El riesgo es que la “estabilidad” en el porcentaje mensual se convierta en una trampa: los precios no se disparan, pero tampoco aflojan.
Agosto podría traer nuevas presiones, especialmente por el impacto de la reciente devaluación y ajustes tarifarios que todavía no se reflejan en los números. El desafío para el gobierno provincial será evitar que Neuquén siga encabezando los índices de inflación patagónica, y que la estabilidad mensual no se convierta en una calma engañosa que oculta un deterioro constante en el poder de compra.
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