La Legislatura de Neuquén atraviesa un paréntesis marcado por la campaña electoral. Con solo 39 leyes sancionadas en lo que va de 2025, el cuerpo legislativo redujo su actividad al mínimo: apenas dos sesiones están previstas para esta semana, antes de ingresar en un receso de hecho que se extenderá hasta los comicios legislativos del 26 de octubre. En los pasillos de la Casa de las Leyes reconocen que, por estos días, la prioridad no está en los proyectos sino en el terreno político.

La semana pasada, de las 12 comisiones programadas, apenas cinco lograron reunirse. El resto fue suspendido, confirmando que el ritmo parlamentario está subordinado a la campaña. La situación, admiten en voz baja los propios diputados, responde a un acuerdo tácito entre bloques: bajar la exposición institucional y concentrar los esfuerzos en la disputa electoral.

Actividad reducida y proyectos en pausa

El parate legislativo deja en suspenso iniciativas de impacto directo en la provincia. Entre los proyectos frenados figuran el programa de saneamiento de aguas residuales, la propuesta de Turismo Religioso y el Sistema Provincial de Manejo de Fuego. Ninguno consiguió los consensos necesarios para avanzar en el recinto, pese a que son considerados prioritarios por sectores técnicos y sociales.

El bajo número de leyes aprobadas hasta ahora –39 en total– contrasta con el promedio de otros períodos, en los que la actividad legislativa alcanzaba cifras notablemente más altas a esta altura del año. La ralentización no solo se refleja en el plenario, sino también en el trabajo en comisiones, que son el motor del debate previo a la sanción de las normas.

Legisladores como aportantes de campaña

Al escenario de parálisis se suma el rol de los propios diputados como financistas de las campañas en marcha. Registros de la Cámara Nacional Electoral muestran que al menos 12 legisladores neuquinos realizaron aportes privados de entre 1 y 2 millones de pesos a sus partidos. Entre los mencionados aparecen referentes de PRO-NCN, Avanzar, Neuquén Federal, Arriba Neuquén y Comunidad.

El contraste es evidente: mientras la Legislatura entra en pausa, la maquinaria electoral gana combustible a partir de los aportes, el tiempo y la logística que los propios diputados derivan hacia las campañas. Esta dinámica refuerza la percepción de que, en año electoral, la tarea institucional queda relegada frente a las prioridades proselitistas.

Una agenda que se retomará en octubre

La expectativa es que la actividad formal recién se reanude tras las elecciones. El 26 de octubre no solo definirá bancas nacionales, sino también el regreso a la dinámica parlamentaria en Neuquén. Para entonces, el gobernador Rolando Figueroa tiene previsto enviar el proyecto de Presupuesto 2026, una iniciativa clave que marcará el rumbo económico y político del próximo año.

Será recién con ese debate cuando la Legislatura recupere centralidad, después de un mes en el que la política electoral se impuso de manera clara sobre el trabajo legislativo. Mientras tanto, la pausa deja en evidencia una pregunta latente: ¿hasta qué punto las campañas deben condicionar el funcionamiento de una institución que, en teoría, debería mantener continuidad más allá de las elecciones?

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