Neuquén volvió a ocupar el centro de la escena, esta vez no por sus recursos energéticos sino por el costo de acceder a ellos. Un informe elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA y el Conicet determinó que los usuarios de la provincia afrontan las facturas de electricidad más caras del país, tanto en hogares de ingresos altos como en sectores medios y bajos.

La conclusión es categórica: mientras el promedio nacional en cada segmento es significativamente menor, Neuquén aparece primera en el ranking en todos los casos. Para los especialistas, esta disparidad se explica por una combinación de factores —desde la reducción de subsidios nacionales hasta la estructura local de distribución—, pero su efecto se siente con crudeza en el bolsillo de las familias.

En el caso de los hogares de altos ingresos, catalogados en el segmento N1, la factura promedio en Neuquén alcanza los 127.041 pesos, casi el doble de los 65.242 pesos que se pagan en promedio en el país. La diferencia se vuelve todavía más evidente al compararla con provincias vecinas: en Río Negro, el mismo segmento abona alrededor de 91.633 pesos, mientras que en Puerto Madryn asciende a 82.125 y en Salta a 79.891.

Pero la situación no mejora al observar los sectores más vulnerables. Entre los hogares de bajos ingresos (N2), Neuquén vuelve a encabezar el listado con una boleta promedio de 67.078 pesos, muy lejos de los valores que pagan jurisdicciones como Santa Cruz (12.909 pesos) o Formosa (13.072 pesos).

La clase media tampoco escapa al impacto. Los hogares del segmento N3 pagan en Neuquén 77.313 pesos en promedio, cifra que contrasta con los apenas 24.367 pesos que abonan los usuarios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) bajo Edenor o Edesur. En otras palabras: las familias neuquinas de ingresos medios pagan más del triple que las del AMBA.

Desigualdades y el peso de los subsidios

El informe advierte que la disparidad tarifaria responde a múltiples factores. Uno de los principales es la caída en los subsidios nacionales a la energía, que en el último año se redujeron en un 48% en términos nominales y en un 63% si se ajusta por inflación.

A eso se suman las características propias de cada red de distribución, la carga impositiva de cada provincia y la frecuencia con la que se actualizan los costos. En Neuquén, según los especialistas, se dio la combinación más adversa: tarifas que se ajustaron rápido y subsidios que desaparecieron de golpe.

El resultado es lo que los investigadores calificaron como “el caso más extremo” dentro del mapa eléctrico argentino. Mientras en algunas provincias los usuarios todavía mantienen boletas moderadas gracias a marcos regulatorios locales o subsidios específicos, en Neuquén las facturas superan ampliamente la media nacional.

El impacto en la vida cotidiana

Más allá de las cifras, lo que preocupa es el efecto que estos valores tienen en la vida diaria de los neuquinos. Para un hogar de bajos ingresos, afrontar una factura de más de 67.000 pesos implica destinar una porción cada vez mayor de su salario mensual únicamente a la electricidad. Incluso en sectores de ingresos medios, donde se supone que la capacidad de pago es mayor, los montos se vuelven difíciles de sostener.

El estudio refleja una paradoja: Neuquén es una de las provincias con mayor producción energética del país, pero sus propios habitantes pagan algunos de los precios más elevados para acceder al servicio. Esa contradicción no pasa desapercibida y abre un debate sobre el diseño del sistema eléctrico argentino, las responsabilidades de Nación y Provincia, y el futuro de un esquema que hoy muestra profundas desigualdades.

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