Según el INDEC, más del 50 % de las exportaciones por puertos patagónicos, corresponde a petróleo sin refinar, oro, plata y aluminio en bruto, propiedad de clientes cautivos de estas terminales marítimas.

Se supone que la actividad minera debe pagar por el recurso natural no renovable que extraen y no que nosotros, es decir el Estado tengamos que pagarle por el material bruto que exportan.

Los reembolsos por puertos patagónicos tuvieron un impacto inicial muy bueno, favoreciendo a la región, a la actividad portuaria y a la radicación de empresas exportadoras.

Transcurrido este impulso la medida fue perdiendo interés público e incidencia para finalmente convertirse en un beneficio económico empresarial de dudoso derrame.

REEMBOLSOS ¿PARA QUIENES?

Los reembolsos por puertos patagónicos tuvieron vigencia desde el año 1983 hasta el año 2006. La medida fue dispuesta por la Resolución ME 88/38 y mantenida por las leyes 23.018 y 24.490. La norma en realidad se extendía hasta el año 2007 pero fue derogada un año antes. En el año 2015 se aprobó nuevamente por un DNU que al poco tiempo fue derogado.

El beneficio consistía en el reembolso a las empresas exportadoras de un porcentaje del valor de la mercadería exportada. Es decir: el Estado Nacional le pagaba a las empresas exportadoras del 8 % al 13 % del valor exportado.

La alícuota era menor para los puertos patagónicos cercanos a la región pampeana y aumentaba según se alejaba de la provincia de Buenos Aires.

Se requería que la mercadería fuera de origen patagónico - natural o manufacturada, con o sin valor agregado – y que sea exportada por los puertos de la Patagonia, en forma directa o por transbordo en otro puerto.

Las diferencias competitivas entre los puertos de la Patagonia y los de provincia de Buenos Aires sirvieron como fundamento principal para el dictado y sostenimiento posterior de la medida.

Cada una de las resoluciones y leyes que renovaron el pago de reembolsos durante 23 años se fundaron en los mismos motivos, a saber: el desarrollo armónico regional, favorecer la radicación de industrias, compensar las asimetrías por las distancias con los lugares más poblados y, sobre todo, mejorar y favorecer la actividad portuaria y logística regional.

Hoy, 37 años después, los fundamentos siguen siendo los mismos.

Los reembolsos por puertos patagónicos tuvieron un impacto inicial muy bueno, favoreciendo a la región y a su actividad portuaria. También sirvió de incentivo para la radicación de empresas exportadoras, sobre todo vinculadas a la industria pesquera. Con el correr del tiempo, la medida fue perdiendo interés público e incidencia regional para finalmente convertirse en un beneficio económico empresarial de dudoso derrame.

Los reembolsos fueron útiles como paliativo pero sin lograr modificar las asimetrías de costos, tampoco las vías de acceso ni los problemas de logística.

Vale agregar que en Chubut, los principales usuarios de los puertos son clientes cautivos por su ubicación y facilidad de acceso a las terminales; así fue que cuando se perdió el beneficio (2006) ninguna de las empresas modificó sustancialmente su operatoria de cargas.

Los reembolsos deberían establecerse en el marco de un programa integral de favorecimiento para la radicación y/o sostenimiento de empresas para el desarrollo productivo de la región, con incorporación de valor agregado y fuerte impacto en la actividad laboral.

También debería establecerse para intentar disminuir las complicaciones logísticas de la región, que sin tren y con caminos extremadamente deficientes conspiran en contra de la integración regional y el arribo de la mercadería del interior regional a los puertos.

De nada le serviría a la región reembolsar del 8 al 13% del valor para empresas que exportan petróleo sin refinar, aluminio en bruto o langostinos sin procesar. La idea debería centrarse en favorecer la radicación de industrias con alto valor agregado, garantizando el efecto multiplicador que generará el trabajo y la inversión.

Durante 23 años se aplicó la política de reembolsos para favorecer el transporte, la logística y disminuir las asimetrías regionales; es hora de apuntarle a la producción y al trabajo porque aquel objetivo ya fracasó.

El estado calamitoso de la red vial y/o la realización de un tren patagónico, vías por excelencia de las cargas a los puertos, no dependen de los reembolsos sino de una verdadera política de integración nacional y regional que seguimos esperando.

Reembolsos por puertos patagónicos ¿Negocio para pocos?

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