Neuquén avanza con una estrategia que promete transformar la forma en que se gestionan los recursos hídricos y cloacales en toda la provincia. Con una inversión que supera los 38 mil millones de pesos, se desarrolla un plan integral que abarca más de 30 plantas de tratamiento de efluentes, sumando iniciativas de reúso productivo y legislación ambiental en debate. La magnitud de las obras no solo impacta en la calidad de vida de los habitantes, sino que también ubica a la provincia como referencia en políticas de saneamiento en el país.
Actualmente, siete de cada diez municipios neuquinos ya cuentan con sistema de cloacas, un índice superior al promedio nacional. El objetivo ahora es consolidar ese avance con infraestructura moderna que acompañe el crecimiento poblacional y económico, al mismo tiempo que se reducen los impactos ambientales de la actividad humana.

El programa de saneamiento tiene dos ejes principales: la modernización de las plantas existentes y la creación de proyectos de reúso productivo. Esto significa dejar atrás el modelo de vertido directo a los ríos para reemplazarlo por un esquema sustentable que aproveche los líquidos tratados en actividades como el riego forestal, el mantenimiento de áreas verdes o incluso procesos industriales.
Las obras ya se despliegan en distintas regiones: Alto Neuquén, Pehuén, Lagos del Sur y Confluencia. En Caviahue, Huinganco, Zapala y la capital neuquina los trabajos están en marcha, mientras que en Chos Malal y Tricao Malal se avanza con licitaciones. A su vez, se prevén nuevos llamados para Junín de los Andes, Cutral Co, Plaza Huincul, Villa La Angostura y El Huecú.
Un punto clave del programa es la reactivación de ocho proyectos que habían quedado paralizados por el ex ENOHSA. La provincia decidió recuperarlos con fondos propios, destinando más de 24.200 millones de pesos para garantizar su finalización. Según la planificación oficial, estas obras resultan esenciales para mejorar el bienestar de miles de familias neuquinas.
El plan se complementa con un debate legislativo en la Casa de las Leyes: un proyecto de Ley de vertido que busca fijar metas concretas hacia 2030, con el fin de reducir progresivamente los desechos arrojados a cuerpos de agua. La idea es que cada planta pueda desarrollar iniciativas de reúso y establecer estándares de calidad más estrictos.
Además, la estrategia incluye inversiones en agua potable y drenaje urbano. Entre ellas se destaca la ampliación de la planta Mari Menuco, vital para el suministro en la región Confluencia; una inversión de 250 millones de pesos en la capital provincial para reforzar el abastecimiento; y la construcción de un canal sobre calle Crouzeilles, con un presupuesto de 12 mil millones, para mitigar inundaciones en Plottier y Senillosa.
En paralelo, se destinan 305 millones de pesos a obras de riego y drenaje en 28 localidades productivas, mientras que el Fondo Hídrico Provincial aporta 500 millones para maquinaria específica de manejo del agua. También se despliega el programa “Chau Derroche”, que apunta a promover un uso eficiente de los recursos y un cambio cultural en la población.
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