De manera sorpresiva y en medio de la corrida cambiaria, el Gobierno de Javier Milei había eliminado las retenciones a todos los granos y a algunas carnes hasta fines de octubre. Sin embargo, el alivio duró menos de lo previsto: en apenas 48 horas las exportadoras agotaron el cupo de US$ 7.000 millones, y los derechos de exportación volvieron a regir.

La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) lo confirmó en un comunicado: “Se ha alcanzado la registración del cupo de 7 mil millones de dólares, por lo que se ha dado de baja la opción de registración de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE)”.

La reacción del agro

Tras el anuncio, la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) aprovechó para presionar al Ejecutivo: “El agro demuestra una vez más el enorme potencial que tiene si los gobiernos deciden eliminar retenciones”, señalaron. Además, insistieron en avanzar hacia una eliminación permanente de estos impuestos.

La contradicción internacional

El planteo choca con un dato incómodo: Estados Unidos, el socio clave de la administración Milei, pidió que Argentina mantenga retenciones.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, fue explícito: “Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a la exención impositiva de los productores de materias primas que convierten divisas”.

👉 En resumen: el intento del Gobierno de dar una señal rápida al campo terminó en una jugada exprés del sector exportador y en un regreso inmediato al esquema anterior. La pulseada por las retenciones sigue abierta, con la paradoja de que la presión ahora no solo viene de adentro, sino también desde Washington.

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